Monterrey, N.L.-
Sus dulces de leche quemada y nuez, conocidas internacionalmente como “Glorias”, aunado a su arquitectura colonial y su catedral que data de hace 238 años, son algunos de los símbolos que con orgullo representan a Linares, nuevo Pueblo Mágico.
Los cronistas refieren que el 10 de abril de 1712, el sargento mayor Don Sebastián de Villegas Cumplido fundó la villa de San Felipe de Linares en homenaje al virrey Don Fernando de Alencastre Noroña y Silva, Duque de Linares.
Esta pintoresca población, ubicada al sur del estado, se erigió como ciudad el 19 de mayo de 1777 y en este mismo año se estableció el Obispado de Linares, el cual fue el centro religioso más importante de la región.
Con la colonización de la región del Nuevo Santander -hoy Tamaulipas-, la Villa de San Felipe se convirtió en un centro estratégico de producción, acopio y tránsito de mercancías y personas hacia nuevas tierras.
Resaltan los historiadores que en el siglo XVIII Linares se constituyó como el primer productor de caña de azúcar en el norte de México.
En su detalle de planificación urbana, la configuración de la ciudad es una retícula de calles compuestas por manzanas de aproximadamente 60 metros de longitud, orientadas casi en dirección norte-sur y este-oeste.
Entre los lugares de interés cultural de esta comunidad, localizada en la denominada Zona Citrícola, se encuentra la Catedral de San Felipe de Linares, construida en 1777.
Diseñada con arquitectura religiosa de estilo colonial, en el interior con pinturas al óleo, la catedral es única en la región y cuya importancia radica en que fue sede del Obispado y la Capilla del Señor de la Misericordia, de estilo barroco primitivo del siglo XVIII.
Igualmente en Linares resalta la arquitectura civil en el palacio municipal, construido en el siglo XIX, un edificio que ocupara en su tiempo un viejo convento franciscano.
En la ciudad también se encuentran la legendaria Botica Morelos, la cual data del primer cuarto del siglo 20.
Además el Casino de Linares, construcción que se inició en 1928, de estilo neoclásico francés, lugar donde en la actualidad se celebran importantes eventos culturales y sociales de la comunidad.
Como referencia, Linares se encuentra bordeado por los río Pablillo y río Camacho, propios para actividades de ecoturismo.
A escasos kilómetros de esta boscosa ciudad se localiza la presa Cerro Prieto, un lugar en donde se practicar la pesca del róbalo, esquiaje acuático y paseo en lancha.
Como atractivo cultural y turístico, Linares conserva sus tradicionales “Fiestas de Villaseca”, a finales de julio y principios de agosto, mismas que arrancan con las festividades religiosas del 23 al 31 de julio al Cristo del Señor de Villaseca.
Esta ciudad se distingue a nivel internacional por la elaboración y venta de las tradicionales “Glorias”, dulces de leche quemada y nuez, famosos en la región por su delicioso sabor.
Los deliciosos manjares de dulce son llevados a las principales urbes de los Estados Unidos donde radican connacionales, además de varias capitales en Europa, Centro y Sudamérica.
Localizada a 131 kilómetros de esta capital, Linares es la segunda ciudad en importancia en el estado por su posición territorial, en la zona citrícola de la entidad.
La titular de la Corporación para el Desarrollo Turístico del estado, Lorena de la Garza Venecia, indicó que hoy fue otorgada la certificación del municipio de Linares como Pueblo Mágico, en la Feria Nacional de Pueblos Mágicos celebrada en Puebla.
“Excelentes noticias para todo Nuevo León y para la gran familia turística del Estado poder anunciar el nombramiento de Linares como Pueblo Mágico”, dijo.
Por su parte, el alcalde de dicho municipio, José Roque González, comentó que este fue el reconocimiento a varios años de trabajo ante las autoridades federales para considerar a Linares como un importante lugar turístico en el país.
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