Cd. de México.-
“Hay que quitarnos las culpas, no somos malas mamás por dividirnos entre el trabajo y los hijos”, asegura Mónica Flores, presidenta de Manpower Group Latinoamérica.
Sentada en su escritorio decorado con fotografías de su hija Constanza, Mónica comenta que lo más difícil de combinar la faceta de ejecutiva y mamá es coincidir en los tiempos, buscar los momentos para estar con su hija sin descuidar su trabajo, pero sobretodo definir prioridades para “no sentirse culpable todo el día”.
“Se requiere tomar decisiones difíciles que implican amarrarte el estómago, por ejemplo, el día que no llegas por ella porque estás en una junta, eso no quiere decir que seas mala mamá, tampoco el que estés afuera en el recreo esperando a darle el lunch, hay que quitarnos las culpas. Por supuesto es muy difícil estar en la oficina cuando está enferma y tienes que decidir: ‘me quedo en la casa o no está tan enferma, puedo ir un rato y estás pendiente del teléfono todo el tiempo”, dice.
Mónica tenía 36 años cuando nació su hija Constanza, tres de casada, y considera que su edad le permitió ser más madura y darle una mejor educación; sin embargo, reconoció que las madres jóvenes también tienen sus ventajas. Hoy su primogénita tiene 17 años.
“Le di otra educación, ya estaba más madura, ves las cosas de manera distinta. Ya te divertiste, ya fuiste de viaje, de fiesta, conociste mucha gente, entre más años tienes, el cúmulo de experiencia es mayor y educas de manera distinta; no quiero decir que sea malo ser mamá joven, a lo mejor juegas más, compartes la música más fácil, todo tiene sus pros y sus contras, hay que ver lo bueno de la situación que estás viviendo”, dice mientras observa la fotografía de Constanza con su uniforme escolar.
Actuaria de profesión, Mónica comenzó su trayectoria profesional en una fábrica textil, luego en una de inyección de plástico, hasta que llegó a Manpower Group como reclutadora, poco a poco fue ascendiendo como gerente hasta llegar a la presidencia del corporativo. Cuenta con una maestría en dirección de empresas.
Comenta que las madres que trabajan fuera del hogar tienen miedo de tener “malos hijos” porque deben dividir su tiempo entre la oficina y la casa; no obstante, destacó que el dedicarse de tiempo completo a la crianza no es un factor determinante para que “sean buenos o malos hijos”.
“Hay un gran miedo en las mujeres por ser malas madres, porque sus hijos sean malos hijos porque no estuvieron todo el tiempo. Lo que yo pienso es que Constanza no es una mala niña y yo no estuve todo el tiempo, yo trabajé. Hay buenos niños de padres trabajadores y hay malos niños de padres de tiempo completo, lo importante es inculcar valores tener muy claro el deber ser y dar prioridades. El día que ella estaba enferma yo dejaba cualquier junta, esas son las prioridades que debes definir para no sentirte culpable todo el tiempo”, enfatiza.