CD. DE MÉXICO.-
El poeta José Vicente Anaya, considerado como uno de los más importantes de su generación, murió la madrugada de este sábado tras pasar varios meses hospitalizado por complicaciones de salud, informó la familia y Malpaís Ediciones, en un comunicado difundido en redes sociales.
La editorial añadió que recientemente el también crítico y editor fue sometido a una intervención quirúrgica, angioplastía, para destapar las arterias de sus piernas, por diversas clasificaciones que bloqueaban el flujo de sangre.
De acuerdo con el comunicado, su hija, Andrea Anaya, informó: “salimos del hospital y llegamos a casa a descansar, falleció pacíficamente en su domicilio exacto que son los sueños”.
Los restos del poeta serán velados hoy sábado en la funeraria Gayosso de Félix Cuevas. Hace unas semanas diversos amigos, editoriales y proyectos literarios se sumaron para reunir apoyos económicos para la familia del poeta, pues indicaban que su situación médica exigía varios tratamientos, revisión y operaciones dada su hospitalización.
Anaya, nació en Chihuahua en 1947, fue también ensayista, traductor y periodista cultural. Publicó más de 30 libros y formó parte del movimiento poético del infrarrealismo.
Fue destacado estudioso de la poesía estadounidense, fundamentalmente de la Generación Beat, así como de la literatura de China y Japón.
Tradujo libros (publicados) de Henry Miller, Allen Ginsberg, Margaret Randall, Marge Piercy, Gregory Corso, Antonin Artaud, Carl Sandburg y Jim Morrison. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, árabe y portugués.
POEMAS
Morgue No. 2
Yo no estoy aquí,
aunque me inviten una copa y me saluden.
Ando lejos de la ciudad
caminando por las calles
habitadas que yo olvido…
tengo largo tiempo de ya no estar aquí,
aunque nadie lo entienda
porque estoy gritando
con los gruñidos de mi rabia autobiográfica
arañando los pies del siglo XXI y
rodeado de antropoides
educados por la inercia,
empeñándome
en que la vida necesita
la cualidad radical de actos humanos
o no es vida…
Y resulta que vivo en un país
del Nuevo Mundo
pero con hombres
que juntan el suicidio
con el nacimiento,
troquelados
en el miedo cómplice
y aceptando la descomposición
en los laboratorios
de la mentira cotidiana…
(algunos desesperados corren para Europa
pero yo no entiend0 el cambio
de infierno por infierno),
Reniego y no puedo estar aquí.
La realidad me viene ronroneando
dolor desde la cuna
donde arrojaron
los primeros cadáveres
de mis hermanos fusilados;
me pasa
que no duermo tranquilo
escuchando gritos de torturados
(y todavía hay quienes dicen
que es agua, y no sangre,
el líquido en las tuberías)
…alucinaciones
que me obligan a conversar
con la sombra de mi abrigo largo…
No sé, simplemente no estoy aquí
porque pongo al mundo de cabeza
mientras reviento
de realidad inagotable.
………
Morgue No. 3
Ciego. Ensayando maneras de mirar
en mar de triquiñuelas y
la sombra abrazando. La
cabeza blindada
se observa
entre rejilla: quiero
captarme,
saber qué tanto soy
las figuraciones
que aletean mi cara… Todo
el color negro
me punzó los ojos. Aquí
pudo haber árboles, casas,
niños jugando; pero arrojamos
napalm,
truenos desfoliadores y
la confirmación
de que la bomba atómica
se puede generar
desde los genitales… Otro paisaje
que se desdobla. Apeñuscados
en posición de cuclillas
arañando acero,
y un movimiento de puntitas
en el atolladero: pasos
callados
para no despertar
al moribundo
que jala los talones…