Han sido días cansados y pesados para todos, algunos lo externamos, otros no, pero sin duda alguna, de una u otra forma mostramos los síntomas de estos tiempos difíciles.
La más grande de los chamaquitos ha teñido noches complicadas, se da la sentada diciendo cosas extrañas, a veces regaña a sus hermanos, otras le habla a su tía, a su abuela, despierta en medio de llanto y otras, ni si quiera me reconoce hasta después de unos minutos.
Con la idea de que pudiera tener un sueño reparador volvimos a implementar algunas cosas que eran rutina en el pasado y que la ayudaban a dormir mejor.
Volvimos con el té, endulzado con un poquito de miel y obviamente recomendado por el médico.
Hoy el jabón y la cremita de lavanda hicieron acto de presencia nuevamente y desempolvamos un proyector de estrellas.
Mañana se unirán al grupo la “música relajante para dormir para niños”, que cuando era muy muy bebé la acompañaban en la mayoría de sus noches.
Y es que ninguno de sus hermanos pasa por algo así, la más tremendilla se duerme hasta en los lugares y las formas más extrañas, y el chamquito apenas cae en la cama y lo perdemos, pero no la primogénita, ella es caso aparte.
Así que nada es poco para ayudarla a viajar al mundo de los sueños, veremos cómo nos va esta noche.