Higueras, N.L.-
Tina y Lalo vivieron una historia de amor frustrado en Higueras, N.L., narra Leticia Montemayor. Esta es la conmovedora historia narrada por la cronista del municipio…
Es fácil imaginar al ver su foto de bodas que como dicen: “Y vivieron felices…”. Pero la realidad fue otra.
Corría el año de 1921 y Agustina González una jovencita de escasos 16 años se unía a su gran amor; Eulalio González.
La ceremonia religiosa se celebró a las 6 de la mañana, en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Higueras. Que lucía adornada con ramitas verdes y flores de nardos.
Posteriormente se ofreció un almuerzo en la casa de la novia. En el patio de tierra bien regadito, unos tablones improvisaron las mesas y las antiguas bancas de la Iglesia complementaron lo necesario para recibir a los invitados.
Después de compartir los alimentos, hojarascas y un buen café, los recién casados partieron a Estados Unidos, ya que Lalo trabajaba en Pensilvania. Y ahí fijarían su residencia.
Nadie imaginó que al pasar la frontera, los oficiales no permitieron pasar a Tina, pues gracias a la desvelada ocasionada por los preparativos y la hora de la misa, la recién casada lucía pálida y demacrada. Esto hizo suponer que estaba enferma.
Juntos decidieron que Lalo viajará sólo con el fin de no perder su empleo. Y Tina permanecería en Monterrey en casa de sus suegros, mientras su amado regresaba por ella. Así pasaron los días, hasta cumplir 3 meses y la joven no recibía noticias de su esposo.
En una visita que le hicieron sus padres, don José María y Doña Josefa, al ver a su hija triste, decidieron que regresará con ellos a Higueras a esperar a Lalo y así reunirse e iniciar su nueva vida.
El tiempo pasaba y los comentarios desfavorables de los vecinos, no se hicieron esperar. ” porqué la abandonó?” Por algo será que no viene por ella”.
Así pasaron 2 años. Por fin, se recibió el el pueblo una carta de Eulalio para su esposa….
En la misiva, Lalo enviaba dinero a Tina con la finalidad que acompañada de unos familiares, viajara al vecino país a reunirse con él.
También le cuestionaba porque no contestaba sus cartas enviadas con anterioridad.
Tina sorprendida preguntó a sus padres si acaso ellos conocían de la existencia de otras cartas. Papá Ía, (como cariñosamente se le llamaba en la familia), confesó a su hija tener otras cartas. Las cuales no le entregó por considerarse ofendido en su honor ante el olvido de Lalo para con su esposa.
Tina era sumamente obediente y sumisa. Le dio la razón a su padre, aunque eso lastimaba su corazón.
Definitivamente sus padres no autorizaron a la joven viajar a reunirse con su esposo.
“Si quiere estar contigo. Que venga por ti” le repetía su padre constantemente.
Un buen día, al regresar del Rosario, Eulalio sale a su encuentro. Gran sorpresa causó en la joven enamorada. Pues por fin, podría reunirse con su esposo. Tina corrió feliz hacia su casa para informar a sus padres el agradable suceso. Al comentar con su padre la situación, este le contestó que no podía irse con Lalo. Que después de la gran ofensa, el joven debía recuperar la confianza y el amor de ella.
Tina respondía entre llanto que ella estaba enamorada de su esposo. Más como obedecía ciegamente a su padre, hablaría con Lalo y esperarían un tiempo.
Lalo también la amaba, y acepta quedarse En Higueras. Establece una fragua para sostenerse y empezar a cortejar de nuevo a Tina. Difícil resultaba la situación para ambos.
Pasa un año y Eulalio acude a casa de Tina para solicitar a sus padres la autorización para vivir juntos. A lo que recibe una rotunda negación.
Desesperado decide regresar a los Estados Unidos. No sin antes hablar con Tina y ofrendar un regalo en pos de su amor…
“Amor mio. Ves aquella cruz sobre la Loma? La he forjado como testigo de mi amor por ti”. Cada vez que la veas, recuérdame”. A partir de ese día, Tina subía diariamente a rezar el Rosario en la Loma de la Cruz.
Con una gran tristeza reflejada en sus ojos y la pena dentro de su corazón, transcurrieron los años. Y un buen día.
Después de muchos años sin sonreír, y de una vida gris, Tina recibe la noticia que Eulalio se había casado en Estados Unidos y tenía un hijo, el cual fallece en un accidente de tráfico. Al igual que su madre. Tina con más de medio siglo en su ser, no perdía la esperanza de volver a ver a Lalo.
Una noche, el silencio se interrumpe con el llanto de Tina y los gritos llamando a sus padres.
Al llegar a la habitación y encender la lámpara de gas, encuentran a Tina postrada y en un mar de lágrimas.
“Papá, acaba de irse Lalo. Vino a verme y a despedirse. Estaba parado junto a mi cama”, le dijo.
Los padres impresionados, abrazando consolaban a su hija.
Tina cayó en un estado de inconsciencia por 3 días. Tiempo en el cual se recibe la fatal noticia: Lalo había fallecido, la noche que Tina lo vio.
Jamás Tina volvió a quitarse el luto. Vivió sus últimos años en una profunda tristeza. Hasta que partió de este mundo a reunirse con su amado. Está sepultada en el panteón de Higueras, Nuevo León. Desde su tumba se aprecia la Loma de la Cruz.