Mes y medio antes de la Navidad la tragedia invadió a la familia López Valle, ya que David López Sánchez falleció dejando desprotegidos su esposa y nueve hijos.
La Nochebuena será triste para María de Jesús, de 36 años, y sus hijos Miguel, Rosario, Irma, José, Jorge, César, Evelyn, Karla y David, porque además de perder a su padre fueron desalojados de su humilde hogar al no poder pagar la renta.
Las preocupaciones invadían a la mujer. Sumado a su desgracia, no contaba con dinero para atender a una de sus hijas hospitalizada ni para sepultar a su marido, y además ya no tenían un techo.
Ante el incesante frío de esas fechas, María no tuvo más alternativa que refugiarse en el albergue municipal instalado en el gimnasio de la UAT.
Después de permanecer en el lugar y al mejorar las condiciones climatológicas, la mujer y sus hijos regresaron a la colonia Ernesto Zedillo para buscar un lugar donde hospedarse. Afortunadamente los vecinos del sector los acogieron algunos días.
No obstante, la única alternativa era guarecerse en una construcción compuesta por dos cuartos en obra negra, misma que se convirtió en su casa.
Con la ayuda de conocidos y autoridades municipales, los nueve lograron obtener un par de colchones, cobijas, ropa y despensas.
Su nuevo hogar, sin puertas ni ventanas, pero con un techo de concreto y paredes con un sinnúmero de grafitis, actualmente es el refugio ideal que los protege del intenso frío.
Con la idea de mitigar las bajas temperaturas, colocaron hojas de triplay y algunas colchas que les han regalado, pero evidentemente no es suficiente para soportar los dos grados Celsius que marca el termómetro en la madrugada.
En el lugar que habitan no cuentan con luz ni agua. Las noches son invadidas por la obscuridad y el ambiente casi congelante. Sin embargo, es lo único que la madre puede ofrecer en este momento a sus niños.
“Les pido el apoyo a quienes me escuchan. Estoy necesitada, no tengo dónde cocinar; me quedé desamparada y en la calle, por eso requiero de la ayuda”, indicó.
La mujer señaló que su esposo era su apoyo incondicional: “Me apoyaba en todo con los niños y en Navidad les regalaba algún obsequio modesto, además de que les compraba pollo para cenar y ahora ya no estará”.
“Estamos pasando cosas muy difíciles, mis hijos extrañan a su papá y me preguntan por él. Yo nada más les digo que va a venir y que anda trabajando en el otro lado (Estados Unidos) para traerles sus regalos en Navidad”, dijo.
Los más pequeños de la familia se divierten con juguetes viejos portando apenas una playera o pantalón cuando la sensación térmica es de seis grados Celsius, mientras que la bebé de un año atraviesa el patio con solamente el pañal y sin ninguna otra protección para el frío.
“Dios mueve corazones y sé que algunas personas les van a enviar sus regalos o ropa para alegrarles estas fechas”, expresó.
Para sepultar a su esposo, la señora María de Jesús tuvo que solicitar un préstamo que aún debe, y aunque sus hijos mayores, de 19 y 17 años, trabajan eventualmente, es insuficiente para alimentar y vestir al resto de la familia.
“Ahorita debo un dinero a una señora y no le he acabado de pagar. No tengo trabajo ni nada qué vender ahorita porque la ropa que me han regalado alguna la vendí para sacar unos centavos: 10, 20 o hasta 50 pesos y así traer unos huevos, aceite o tortillas”, explicó.
María de Jesús aún no supera haber perdido a su marido pero desea trabajar a fin de sacar a sus hijos adelante. Algunas veces hace el aseo en una casa para obtener dinero que invierte en alimentos.
NAVIDADES MODESTAS PERO UNIDOS
La mujer originaria de Tamazunchale, San Luis Potosí, recordó que sus festividades decembrinas siempre fueron celebradas de forma muy humilde.
Sus hijos en navidades pasadas no tenían nada, mucho menos pino y foquitos. La familia prescindía de adornos ya que el costo de la electricidad se elevaría, lujo que su situación económica no les permitía darse.
“A veces no teníamos ni de cenar y solamente mirábamos que los vecinos estaban comiendo pollo asado, y le decía a mi esposo e hijos que olía bien sabroso y deseaba ir a ver si me invitan, y él me decía: ‘cómo vas a ir, deja nada más que tenga trabajo también y vamos a asar carne’”, narró la señora.
Y añadió: “En fin de año, igual, solamente escuchábamos que otros estaban con su música bien alta y festejando. Mi cumpleaños es el 1 de enero y la pasábamos bien tristes. Solamente guisaba unos frijolitos, comíamos y a dormir. Aunque no teníamos nada de carne ni fiesta estábamos unidos, buenos y sanos. Eso era suficiente”.
UNA NAVIDAD DIFERENTE
Este año las fiestas de diciembre serán diferentes. La vieja construcción del Callejón 5, marcada con el número 406, de la colonia ubicada al oriente de la ciudad fue iluminada con luces, y con un pino adornado con esferas, moños y campanas que alegraron el día de los más pequeños.
Para sorpresa de la humilde familia, esta Navidad será distinta gracias a que integrantes del área Comercial de Hora Cero llevaron a su hogar el espíritu que distingue esta temporada.
En la mirada de los niños reflejaba la ilusión, y se entusiasmaban al sacar de las bolsas los objetos que minutos más tarde colocaban sobre el pino.
Ubicar un lugar para instalarlo fue complicado por el reducido espacio del cuarto que con dificultad concentra dos camas unidas donde duermen los niños más pequeños, con una diminuta televisión que los entretiene.
Sorprendidos contemplaban las figuras del Nacimiento y cuestionaban quienes lo integraban, mientras que buscaban el lugar más adecuado para colocarlo.
La transformación de ese lugar ocupó 45 minutos, sin embargo, esa decoración alegró el triste escenario de los menores. Además, el 24 de diciembre disfrutarán de una cena navideña y los menores recibirán regalos.
“Si Dios lo permite vamos a tener una cena de verdad. Estoy muy agradecida por las personas que nos apoyan con estas bendiciones”, finalizó la mujer.
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