Reducido en ruinas el colegio Enrique C. Rebsamen, afectado por el terremoto, estará inhabilitado indefinidamente.
Foto: José Manuel Meza.
Cd. de México.-
Ni el ruido de la chicharra ni el vaivén de padres de familia, mucho menos el bullicio de los estudiantes se escuchó este lunes en la zona cero de Tlalpan.
Las instituciones educativas regresaron a clases tras el parón ocasionado por los sismos en la Ciudad de México, pero en el colegio Enrique C. Rebsamen las cosas no volvieron a la normalidad.
Los perimetros aledaños a los sitios afectados están cercados. No hay acceso a los medios de comunicación y sólo ingresan elementos de la Marina Armada de México, de la Policía Capitalina, y trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad.
La orden ha sido no dejar pasar a nadie, sino solamente para lo estrictamente necesario.
A 140 horas del temblor se ha informado que ya no existen restos humanos que rescatar en los escombros del plantel educativo, donde murieron 30 personas (entre alumnos y personal educativo), para contabilizar 186 víctimas fatales tan solo en el Distrito Federal.
Por lo pronto los vecinos no dan crédito a que una escuela llena de vida sea el epicentro de la tragedia en A medida que transcurren las horas y los días el futuro es incierto para los familiares de los fallecidos, mientras que los padres de familia cuyos hijos se salvaron están a la espera de buscar un sitio en otros planteles.
El impacto es tal que los efectos del sismo sobrepasaron a todos.