México, D.F. / Feb. 2
“Así como la sacaron de cirugía, así estaba; yo ya no la vi despertar de ese sueño tan profundo”, lamenta Juan Manuel Salmerón, un zapatero de León (Guanajuato), mientras recorre con la vista el altar de la familia en conmemoración de su hija.
La mañana del 14 de julio de 2008, Sandra Paola, de 23 años, fue internada en el hospital regional del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en aquella ciudad del Bajío, y horas más tarde salió dentro de un féretro. Ocurrió lo menos probable, a decir de los propios médicos: habría muerto durante una cirugía nasal, una de las menos riesgosas según la Organización Mundial de la Salud.
“Dieron las 10. Hablé con la recepcionista, ‘¿Oiga, señorita, que pasó?’. En la extensión de Cirugía le contestaron a la señorita que (Sandra) se estaba poniendo muy grave, y fue cuando me dijo que el medicamento le había alterado la presión”. El medicamento era fenilefrina, un descongestivo que se aplica por vía nasal u oftalmológica. ¿Por qué la mató? Dicha interrogante es el origen de una demanda por negligencia médica que la familia Salmerón interpuso contra el hospital, del cual, por cierto, su hija era enfermera externa.
En el IMSS repiten que fue un paro cardiaco. Ernesto Casas de la Torre, director del nosocomio, explicó a EL UNIVERSAL que “iniciando la cirugía ella presentó una arritmia (…) de tal forma que la cirugía apenas se logró concluir”.
Simón Omar Martínez, abogado de los Salmerón, no lo acepta. Sostiene que hubo mala práctica del personal hospitalario, “un medicamento mal aplicado”, en el sentido de que se administró la solución oftalmológica, cuando correspondía la nasal, en dosis excesiva, y que así lo aceptó un médico en declaraciones ministeriales.
La familia también rechaza la versión de Casas de la Torre. Sandra murió, asegura, sin que se realizara siquiera la cirugía, mostrando como evidencia dos fotografías dónde aparece la joven ya sin vida, en la sala de cirugía, con el rostro intacto.
Tampoco en el acta de necropsia, a la que EL UNIVERSAL tuvo acceso, se habla de arritmia cardiaca, aunque sí de un “choque anafiláctico”. Ante dicho documento, Casas de la Torre cambió su versión: “Fíjese lo que dice aquí, ya que trae usted este documento, ‘Choque’ (que) es baja de presión y ‘anafiláctico’ (que significa) que posiblemente hubo una reacción alérgica”.
¿Reacción alérgica a qué? Ahí comienza el acertijo: ¿cómo probar dolo o mala práctica con leyes que datan de los años setentas, y donde médicos son juez y parte? “Desgraciadamente, en México no estamos tan avanzados como en otros países en este tipo de litigios”, señala Daniel Vázquez Vela, abogado especializado, y agrega que “actualmente si se ventilan algunos juicios, pero el resultado de éxito es incierto”. Esto explica que en los últimos 12 años, según la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, Conamed, haya registro de sólo mil 600 casos de mala práctica.
-¿Las sanciones? No hay registro
Aunque desde 1996 se creó la Conamed para mediar en las controversias entre médicos y pacientes, son escasas las denuncias y menos los casos de arbitraje en los que ha intervenido. Francisco Hernández Torres, director de Calidad e Informática de dicha comisión, precisa que aunque uno de cada diez usuarios de los servicios de salud públicos y privados se queja de la atención –desde mal trato o diagnóstico erróneo, hasta negligencia–, son pocos los casos de mala práctica documentados.
Además, no existe seguimiento de las sanciones aplicadas en esos casos. Por ejemplo, interrogado sobre el número de cédulas profesionales retiradas o ‘recomendaciones’ a personal médico, Hernández Torres reconoció que desconocen cómo terminan los juicios que ellos mismos acompañan: ”No estamos dedicados a ver a quién le retiran o no la cédula, estamos dedicados a atender la mala práctica y estadísticamente no lo tengo documentado”.
Ni la Conamed ni los mexicanos acceden a esos datos. “No hay un registro en el que los pacientes tengan acceso a las reclamaciones o quejas que se hayan suscitado en contra de determinada institución o determinado medico”, acusa Vázquez Vela.
El caso de Sandra Paola ni siquiera fue presentado a la Conamed. La familia eligió la vía penal –una acusación por homicidio– por encima del arbitraje médico, con el cual quizá hubiese conseguido un acuerdo monetario con el IMSS. Impotente, exige conocer las causas de la muerte. “Ella se hizo sus análisis, estaba sana y se lo comentamos al doctor –relata don Juan, su padre–, pero en respuesta sólo dijeron: ‘No sabemos qué paso, de 100 personas a una le pasa este problema’”.
-El dato
Desde 1996 la Conamed ha recibido un promedio de 30 mil quejas por año;
sólo una de diez termina con una indemnización al paciente.
Motivos de la Queja
Tratamiento Quirúrgico 37.4%
Tratamiento medico 31.4%
Diagnóstico 18.1%
Parto 5.2%
Fuente: Conamed
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