Navojoa, Son.-
No importa si es miércoles, viernes o domingo, todos los días son iguales para él. Dos padecimientos que sufre desde niño han condenado a Natanael Fuentes Valenzuela, de 19 años, a permanecer atado de pies y manos a un árbol para que no se lastime.
El joven, quien nació con parálisis cerebral infantil y esquizofrenia, requiere atención médica especial y un espacio acondicionado para vivir; sin embargo la precaria situación económica de su familia no se lo permite.
Natanael vive junto a su madre y sus hermanos en Rancho Camargo, una comunidad indígena mayo, ubicada a 339 kilómetros de Hermosillo.
Hace unos meses alguien interpuso una denuncia ante el DIF por las condiciones en las que el joven permanece, pero cuando representantes de la dependencia llegaron al lugar la familia presentó un documento de su siquiatra, en el que se autoriza que sea atado.
Con dolor, pero a sabiendas de que era lo mejor para su hijo, la madre de Natanael pidió que se lo llevaran y lo atendieran; sin embargo, el DIF se negó y cambió la amenaza de denuncia por una despensa mensual.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Elizabeth, hermana Natanael, asegura que ante la falta de apoyo de las autoridades para ingresarlo a un hospital siquiátrico, la familia se vio obligada a amarrarlo, pues de lo contario se golpea la cabeza o se rasguña el rostro.
“Su siquiatra dijo que tenemos que acondicionarle el cuarto, pero no podemos (…) gasta tres paquetes de pañales a la semana, mi mamá todo el tiempo ha trabajado para salir adelante con él”, narra.
La joven asegura que el DIF está enterado de la situación, pero su hermano no han sido atendido porque la institución les solicita el pago de 2 mil pesos para el traslado, además de los costos hospitalarios. El Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) en Hermosillo tampoco es opción, hace dos años fue rechazado porque “no entiende”.