Cd. de México.-
Obsoletos, viejos, desbordados, los Semefos de los estados están rebasados. La cifra de víctimas de homicidio doloso en el país —de enero a noviembre de 2017— fue de 26 mil 573, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Es la cantidad de cuerpos que llegaron a los forenses.
Los tres Semefos de Guerrero son los más saturados: el de Acapulco tiene capacidad para 150 cuerpos, pero hay 297; el de Chilpancingo cuenta con 250 lugares, y hay 657, y el de Iguala tiene cabida para 30, pero hay 78.
En el transcurso del año pasado, en Chilpancingo, Guerrero; en Tijuana, Baja California, y en Boca del Río, Veracruz, vecinos de colonias cercanas a las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) se quejaron del hedor que llegaba hasta sus viviendas.
Ante la falta de espacio, algunas autoridades estatales se ven orilladas a realizar convenios con funerarias para el manejo de los cuerpos, sobre todo en las regiones o municipios alejados.
Sinaloa y Sonora sólo cuentan con dos forenses cada uno.
Estados como Coahuila, Michoacán, Puebla y Tabasco tienen estipulado que a las 72 horas de no haber sido reclamado un cuerpo puede ser enviado a la fosa común. Pero hay entidades que son más flexibles: Hidalgo, por ejemplo, alberga un cadáver desde 2012 y, según la Ley de Salud, no existe plazo cuando se trata de muertes violentas.