Chalco, Méx. / Abril 2.-
Hoy se cumplen seis años de la muerte de uno de los líderes de la iglesia católica, más carismáticos e influyentes durante el siglo XX, el Papa Juan Pablo II.
Fue el primer polaco en la historia en convertirse en Sumo Pontífice y uno de los pocos que no nació en Italia. Su labor fue sumamente importante para poner fin al comunismo que regía a su país natal y se declaró abiertamente contra la expansión del marxismo en Iberoamérica.
Nombrado como el Papa Viajero, visitó México en cinco ocasiones, durante sus 27 años de papado, el tercero más largo en la historia de la Iglesia Católica.
Durante su segunda visita, en Mayo de 1990, los habitantes del Valle de Chalco tuvieron la dicha de verlo de cerca y escuchar de viva voz a Su Santidad. Fueron jornadas memorables que la gente recuerda aún con gran cariño; días que dejaron una huella profunda en todos.
El 7 de mayo de aquel año, durante su paso por el Valle de Chalco, el Santo Padre celebró la Santa Misa ante más de 500 mil personas. En su homilía proclamó: “No podemos vivir y dormir tranquilos mientras miles de hermanos nuestros, muy cerca de nosotros carecen de lo más indispensable para llevar una vida humana digna”, refiriéndose a los damnificados que había dejado el trágico terremoto que había sufrido la capital de nuestro país, cinco años antes.
Uno de los rasgos característicos del pontificado de Juan Pablo II fue recorrer el mundo y estar presente en todos los continentes. El interés del Papa viajero por México queda constatado en sus cinco visitas: 1979, 1990, 1993, 1999 y 2002. Aunque los objetivos fueron exclusivamente pastorales, no se puede negar su influencia en temas no sólo evangelizadores, sino también políticos y sociales.
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