Información: Agencias Internacionales
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Siria.-
El infierno no solamente lo padecieron las más de 80 personas murieron tras el ataque químico en Siria sino los sobrevivientes que en un abrir y cerrar de ojos perdieron a sus familias completas.
Abdel Hameed Alyousef perdió a sus dos hijos, esposa y muchos integrantes de su familia, aunque corría riesgo de morir intentó brindarles auxilio pero el gas utilizado en el ataque les arrebató la vida.
Impactado el padre tomó en sus brazos a sus gemelos Aya y Ahmed, una niña y un niño de 9 meses, mientras acariciaba sus rostros pidiéndoles “Di adiós, bebé, di adiós” a los pequeños cuerpos sin vida de sus hijos.
A pesar del inmenso dolor, Abdel, de 29 años, le pidió a un primo que captara en video la despedida de sus hijos, esposa y familiares.
Destrozado no quería soltar los cadáveres de sus gemelos por lo que en brazos los llevó hasta el cementerio, donde también estaban siendo sepultados 22 miembros de su familia.
“Los saqué de la casa junto con su madre. Al principio estaban conscientes, pero 10 minutos después podíamos percibir el olor. Los lleve con los paramédicos y, pensando que estarían bien, fui a buscar al resto de su familia. Pero solamente encontré los cadáveres de dos de sus hermanos, dos sobrinos y una sobrina, así como los de vecinos y amigos. No pude salvar a nadie. Todos están muertos”, narró sollozando.
Muchas historias de terror sin responsables
Aya Fadl, otra integrante de la familia, recordó que salió corriendo de su casa con su hijo de casi dos años en sus brazos, enfrentándose al horror del ataque al observar los cuerpos inertes de familiares y alumnos en una camioneta pick-up.
“Ammar, Aya, Mohammed, Ahmad, los amo mis pajaritos. Tía Sana, tío Yasser, Abdul-Kareem, por favor, escúchenme”, decía la maestra de inglés de 25 años.
“Tengo el corazón roto. Todo fue terrible. Todos estaban llorando y no se podía respirar”, dijo Fadl a The Associated Press.
Los testigos del ataque dijeron que cuatro cohetes cayeron alrededor de las 6:30 de la mañana del martes en las orillas de Harah Norte.
“Esposo mío, ¿dónde estás? Oh, ¿dónde estás hijo querido?”, recuerda haber dicho. “Estaban junto a mí pero no podía verlos”. Dijo que los ojos comenzaron a dolerle. “El aire se tornó muy pesado. No había mal olor. Pero el aire era muy pesado para respirar”, describió.
Fue entonces cuando Fadl finalmente se desplomó, y posteriormente despertó en un centro médico donde se recupera, mientras que su hijo permanece en casa de sus padres en un poblado al norte de Khan Sheikoun y su esposo aún busca a sobrevivientes de su familia.
Las agencias internacionales y asociaciones han informado que más de 80 personas, incluidos 30 niños y 20 mujeres, murieron en el ataque con armas químicas registrado el martes en el poblado sirio de Khan Sheikhoun. Sin embargo decenas sigue gravemente heridos por lo que la cifra podría aumentar.