Toluca, Edomex. / Marzo 22.-
La historia de siempre. El infierno ruge, el campeón invicto y líder Toluca arde, arrolla, gana (3-1). El Cruz Azul se arrastra, aspira a poco, se lleva nada.
Es la necesidad de no perder la que los lleva al hoyo. La misma de no avivar más el ánimo de reproches que la directiva cementera les terminó dando como mazo en la cabeza.
Benjamín Galindo solicitó una entrada para el camión del equipo; pensaba acomodarlo detrás de Yosgart, sólo que ante la imposibilidad de concretar la solicitud, el timonel visitante optó por parapetarse con una línea de cuatro zagueros, flanqueada de una idéntica de cuatro volantes, en la que destacaban un par de contenciones (Riveros y Torrado) con Lozano y Villaluz abiertos en las bandas, pero en lugar de mandar un par de atacantes todavía incluyó un volante de contención extra detrás de Riveros y Torrado, sí, a Gabino Velasco, para dejar solitario en punta a un Luis Ángel Landín olvidado.
Toluca no desesperó. Machacó paciente. Dejó que Sinha diera envidia a Eriksson por lo que sí puede hacer en los Diablos y por lo que el sueco no logra que haga en el Tri. El naturalizado mexicano fue el motor, el pistón que encendió el rojo con servicios para Mancilla y Calderón. Sí, Calderón, ese chamaco que juega en el equipo correcto, no por nada es un demonio.
Si no, preguntarle a Yosgart en el primer gol escarlata. En ese servicio perfecto al espacio entre la zaga y la media, en las narices de Velasco, donde el playera 75 rojo controló y mandó a la red con la maestría del que está consolidado.
Fue la historia del primer lapso. El campeón, como lo que es, un monarca en busca del arco, en busca de la victoria, mientras Cruz Azul no desentonaba, actuaba como lo que ha sido a últimas semanas, un equipo gris, timorato a la ofensiva, que salió al campo con la firme intención de no perder y la recompensa fue ir al vestuario con uno en contra.
Que los azules fueron los últimos que ganaron en la cancha del Nemesio Díez, a quién le importa. Esa victoria no sirvió de nada, ni ayer Cruz Azul demostró que la sangre le sube a la cabeza.
Sí, intentó reaccionar en el complemento, como siempre, minutos tarde, cuando el marcador ya les pesaba en el electrónico y en el ánimo. Claro, Galindo dio entrada a Alejandro Vela y de inmediato Toluca le respondió con un gol.
El autor, al menos intelectual, ese chico con el 75 en la espalda que volvió loca a la zaga y filtró a la entrada de Mancilla, quien en vista de que sus compañeros vestían traje de luces quiso imitarlos, se sacó la marca de Domínguez y terminó con túnel directo al arco ante Yosgart: 2-0, que al fin tocó la campanilla cementera.
Y es que 60 segundos después el recién ingresado Javier Orozco respondió con un disparo desde fuera del área que Cristante no pudo manotear: 2-1, en la reacción que habrá quien califique de bravía, aunque mejor queda el calificativo de tardía.
Edgar Dueñas lo sentenció todo a 15 del final: 3-1. Es la misma historia celeste, aguada, sin sangre, que aspira a poco y se lleva nada, mientras en frente, Toluca, campeón invicto y líder de la competencia, habrá qué decir más.
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