México, D.F. / Marzo 5.-
Lo que parecía una tranquila faena celeste ante unos inexpertos Pumas en el Olímpico Universitario, terminó en un sufrido encuentro que hasta en la recta final se resolvió en pro de Cruz Azul, cuyo dominio sobre la raza felina se mantiene, aunque esta vez, sin tanto brillo.
El 0-1 (2-0 global) que arrojó la contienda de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf, quedó resuelta a cinco minutos del final, cuando Christian Riveros al fin pudo estremecer las redes del tercer portero auriazul, Alejandro Palacios.
Saltar con su cuadro titular no fue gran diferencia para La Máquina. Lentos, sin entusiasmo, poco precisos, los jugadores de Cruz Azul se resignaron a dormir a los aficionados que asistieron al inmueble de CU. Sin mucho compromiso, consintieron al rival y por momentos se vieron rebasados por la velocidad de los jóvenes pumas.
Sin embargo, los universitarios jamás preocuparon al guardameta celeste Alfonso Blanco. Les faltaba acompañamiento, creatividad e imaginación. Solitario, Juan Carlos Cacho, nada pudo hacer sin acompañamiento.
Y es que, sus compañeros estaban más apurados por recuperar balones en mediocampo.
Después de un inicio infame, la primera aproximación de Cruz Azul sucedió al minuto 24. Un pelotazo que recepcionó Landín, pero que desperdició con un disparo demasiado cruzado. En seguida, al 30’, Alex Diego proyectó un tiro de media distancia que con apuros controló Blanco. Sería todo para Pumas.
Más incisivo, Cruz Azul pretendió cerrar fuerte el primer lapso, pero al 39’, Riveros desperdició un servicio de Bonet y mandó su cabezazo a un lado de la portería local.
El complemento no fue muy diferente. Pumas en procura de algún milagro y Cruz Azul sin poder desarrollar su juego.
Así las cosas, la imaginación hacía pensar a los fanáticos locales que en una de esas, su equipo igualaría en el global.
Pero no fue así. Antes bien, El Pikolín Palacios, hermano gemelo del central titular, evitó con sus lances un par de goles. Primero, en un tiro libre del Jimmy y después, en un mano a mano con Luis Ángel Landín.
Sin embargo, la justicia recompensó a la jerarquía celeste, no así a su propuesta, muy alejada al espectáculo y al buen jugar.
Corría el minuto 85, cuando luego de un rebote, Riveros sacudió al fin la puerta de Palacios. Desesperada, la afición auriazul veía la séptima victoria consecutiva de La Máquina en el estadio del Pedregal, sumando las más recientes seis en Liga a ésta.
Para colmo, al término del cotejo, un vaso con hielo se impactó en la humanidad de Eduardo de la Torre, vicepresidente de Cruz Azul. El incidente fue reportado a las autoridades por la Concacaf y anotado en la cédula arbitral, lo que podría provocar una sanción para el estadio universitario.
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