Reynosa, Tam.-
En Reynosa el beisbol es casi como una religión. Un deporte de arraigo que ha dado las mayores alegrías y que hoy vuelve a contagiar de emoción y buenas nuevas a una urbe en la frontera ávida de notas positivas.
Los niños beisbolistas de la Liga Treviño Kelly representan ese espíritu de gente luchadora y capaz de Tamaulipas, de aquellos que por medio del sacrificio y el esfuerzo buscan alcanzar metas.
Los peloteritos son hoy el estandarte que el pueblo levanta para animarse y creer que se puede disfrutar del triunfo y de las cosas buenas de la vida.
Desempeñaron un papel encomiable en Williamsport, Pennsylvania, y si bien no ganaron la Final Internacional que disputaron contra Japón, a la postre triunfador del torneo, estos niños ya son campeones y la hicieron en grande.
Derrotaron a durísimos rivales como Venezuela, Canadá y Estados Unidos. Llegaron a Reynosa con la frente en alto, con un tercer lugar mundial en una justa que aglomera a miles de ligas en el orbe.
Y ahora su público, su familia y sus autoridades los recibieron, y los reconocieron con felicitaciones, con porras, con cánticos, con algarabía, con batucada, con banderas, con música, con mariachi, con la carne asada y los tacos.
El aroma de casa para un grupo de niños y amigos mexicanos en la chancha y fuera de ella. Y también para los asistentes que pudieron disfrutar el convite que el Ayuntamiento de Reynosa hizo para compartir las andanzas de estos niños en Williamsport, Pennsylvania.
Arropados por su gente firmaron autógrafos, repartieron pelotas y cachuchas, en medio de un baño de papeles de colores y tiras de espuma.
Una fiesta, un folklore, una verbena, una tradición, una muestra inolvidable de cariño para quienes dieron logros a Reynosa y pusieron su nombre en la órbita de las masas.
Así los beisbolistas de la Liga Treviño Kelly, siempre humildes y con los pies en la tierra cumplieron, se divirtieron, experimentaron y la afición se les entregó.