Fotos: Andrea Jiménez
Guadalupe, N.L.-
Si hay un deporte que tiene sus cábalas ése es el beisbol y, en ocasiones, suceden cosas que nos hacen pensar que sí funcionan.
Se cerraba la cuarta entrada en la final de la Serie Nacional de Ligas Pequeñas, la liga “José Guadalupe Treviño Kelly” estaba arriba en la pizarra 3 carreras por cero. En ese momento, jugadores y aficionados de la Matamoros A.C. tomaron sus gorras verde con amarillo y las voltearon, llamando a la remolcada.
Fue entonces cuando un potente home run por el central produjo dos carreras que acercaron a los matamorenses en la pizarra. El juego estaba cardiaco.
La entrada siguiente las gorras seguían volteadas y la cábala funcionó. Sencillo productor de dos carreras logró la voltereta y la defensiva reynosense hizo agua.
Pitchers pasaron y salieron de la loma y no podían detener la ofensiva de Matamoros, que llenó las bases y logró sacar una anotación más, vía de caballito.
El resto del juego fue trámite. Llenos de confianza, los niños de Matamoros controlaron la ofensiva de Reynosa hasta que cayó el out 18 que los convirtió en campeones nacionales que les da el derecho de representar a México en la Serie Mundial de Ligas Pequeñas que se lleva a cabo en Williamsport, Pennsylvania.
El triunfo fue doblemente dulce, pues con esta victoria la Matamoros A.C. toma revancha deportiva de la derrota que el año pasado le propinó Reynosa en la final de la Serie Nacional de Sabinas, Coahuila.