MONTERREY, N.L.-
El quitarse la máscara hace unos años fue una decisión polémica que le arrojó críticas al entonces Hijo del Ninja, quien tras destaparse descubrió a Garza Jr., un esteta que aguantó todo eso con la mira puesta en un sueño claro: llegar a la WWE.
“Cada paso que he dado en mi carrera tiene un por qué. Quitarme la máscara fue una proyección grande para mi personaje. Muchos criticaron esa parte y no veían mi desempeño sobre el cuadrilátero. Siempre di un buen espectáculo, nunca me subí a flojear, ofrecí una imagen impecable. Decían que denigraba a la lucha libre y ahora puedo decir con orgullo que les callé la boca a todos”, afirma el campeón crucero de la marca NXT.
Una aventura que comparte con su primo Humberto Carrillo. “Es un orgullo, siempre se lo digo, cuando nos vemos nos damos la bendición y nos deseamos seguir adelante. Nos encontramos pocas veces, y es un orgullo representar a la dinastía, a la lucha libre mexicana. Estamos viviendo el sueño y con el compromiso de no defraudar la confianza”.
Y es que para los Garza, la lucha libre es una forma de vida y con esa fuerza la enfrentan.
“Representa todo, un compromiso porque se lo prometemos a mi abuelo cada vez que platicamos con él. Que cada paso que vamos a dar será con éxito. Es un peso grande con el que estamos cargando, y me gustaría al final de mi carrera dejar esa vara más alta de lo que hizo mi tío (Héctor Garza), y las futuras generaciones vayan por el camino del éxito”.
Ser mexicano y luchador, al menos más allá de las fronteras nacionales sigue despertando respeto y admiración. “Desde que pisé el Performance Center recibí una buena imagen de cómo ven a la lucha libre mexicana. Todo mundo se me acerca para pedir consejos y ayuda. Para decir que somos el número uno a nivel mundial. Que no hay mejor lugar para aprender lucha libre que en México”.
Así que lamenta que muchos de sus colegas y compatriotas no lo entiendan y lo lleven a otro nivel.
“Me duele decirlo y me voy a echar a varios encima, pero no tengo ‘pelos en la lengua’. Se ha perdido mucho cómo ven la lucha libre en México, porque están preocupados más en cosas que no les incumben, como si el promotor ganó o perdió dinero, si el luchador se resbaló en las cuerdas, si fue o no gente a la arena, y no disfrutar el espectáculo”.
“Hasta que luchadores y los aficionados no cambien su mentalidad, no avanzarán”.