Hemos sido muy críticos (en una de las vertientes del ser críticos, que se equipará sólo ver la parte negativa o de falla) respecto de las decisiones asumidas por AMLO y su equipo. Que si la estrategia contra el llamado huachicoleo es la correcta, que si la decisión para suspender el NAICM en Texcoco era realmente opción, que si la ley de reducción a los salarios era justa y adecuada, etc.
Definitivamente, en política, si queremos ser polarizantes, es muy fácil. Señalar que una decisión es o fue la indicada – a manera de jueces omniscientes – también resulta sencillo. Pero descubrir en la crítica algo de posibilidad de buenos resultados, pareciera que nos convierte en tibios ante nuestra visión y análisis y nos puede dejar mal parados ante nuestros tres o cuatro lectores.
Esta Jirafa, pretende analizar las posibilidades reales (objetivas) que tal o cual decisión – independientemente de quién la tome – pueda ser viable (o no). Ya si los medios a partir de los cuales se toma dicha decisión tienen alguna otra implicación será harina de otro costal (ya sea legal, ética o extraterrestre).
Hoy el presidente de México le apuesta a una estrategia rudimentaria y audaz pero que, a decir de él y de los números que presenta, ha dado resultados. En concreto me refiero al tema de la falta de distribución de gasolina en algunos Estados del país. Rudimentaria es, pues parece que la decisión se tomó de manera pueril y como capricho. Es además audaz, pues nadie antes se había atrevido a tomar el asunto en serio y con resultados (al menos eso dicen, insisto, los números que presenta). Pero también, hay que insistir, el precio social que tiene ha sido muy alto.
Y es que la sospecha no se puede hacer esperar. Pues la mayoría de los Estados afectados no son de extracción MORENISTA. Bueno – alguno dirá por ahí – ya se afectó a la CDMX. Pues sí, pero el porcentaje de estaciones de servicio (léase gasolineras) ha sido menor mucho menor al 10%. Mientras que en otras entidades se está sufriendo realmente por la falta del hidrocarburo.
El lenguaje, además, no ayuda. En sentido estricto no es desabasto. Pues gasolinas hay. Lo que sí se debe de decir es que la falta de distribución, las compras de pánico, las largas filas y el
descontento muestran otra cara… unos dirán, la real… la del desabasto. Insisto, el lenguaje no ayuda.
Y viene la pregunta. ¿Y si sí funciona la estrategia?, ¿y si es verdad que se reduce el huachicoleo tal y como indican los AMLONÚMEROS? Si así fuera, estamos presenciando esa nueva forma de hacer política, sin ser políticamente correctos, donde a pesar de las inconformidades de muchos, se dan resultados.
Leí por ahí, que Colombia había aplicado de manera magistral una estrategia tal en este tema que hoy prácticamente no tienen ese problema. Y se preguntaban ¿porqué México no aplicó algo parecido? No puedo dar otra respuesta más que la de que este es otro país, que las cantidades distribuidas por ductos en México es muy superior a la del país sudamericano; o que dicha estrategia colombiana implicó tiempo, factor que el nuevo gobierno no tiene, etc., etc., etc. Lo cierto es que en eso que se llama real polítik – donde se hace realmente la cosa política – estos nuevos modos además de sorprender, incomodan.
No es momento de aplaudir la decisión. Tampoco de descalificarla totalmente. Es momento de observar y ver cómo los de arriba se “desgañitan” y esperar a ver resultados. Ya sean estos positivos o negativos. Ya lo hemos dicho en este espacio, la peor decisión en política es aquella que no se toma.
AMLO ha hecho su apuesta. Y deberá asumir las consecuencias que de ella vengan. Esto lo digo, ahora también, por la decisón asumida de no firmar sobre la reelección de Maduro, por el NAICM, por los nuevos desempleados de la SEP (avisaron que se despedirá a alrededor del 30% de la plantilla), por la ley de austeridad. Y por los miles (millones debo decir) de inconformes que están ahí afuera y que son tachados a la ligera de Fifís, Conservadores, Corruptos o Boicoteadores.
Está Jirafa seguirá atenta.