Nunca gozarás de tu ciudad, si no subes a un camión urbano, por al menos 30 minutos, pero si puedes, dedícale más tiempo, no lo dudes, una vuelta completa, una hora, elige una ruta larga, cada vez un rumbo diferente.
Viejo o joven, tampoco existe mejor manera de sentirte parte de esta tu ciudad, si no es que te trepas en un armatoste de esos.
Pero, al montarte en una lata con llantas, tienes que ir con todos los sentidos bien aguzados.
Viaja, pasea, hazlo las más veces posible, siempre sin prisas, con tiempo de sobra.
Escoge en cada oportunidad, una aventura nueva, un punto cardinal diferente, un sector en cada ocasión.
Románticamente, lo confesamos, un servidor lo hace muy regularmente.
OTRO NUEVO LAREDO
Los “chavorrucos” de ahora, pudiera decirse que lo gozamos más.
O al menos, notamos más los cambios, percibimos lo nuevo.
A la vez que echamos de menos lo que estaba en nuestros tiempos y ya no existe.
Reparamos en nuestra vivencias de los 70 y los 80, por ejemplo, en el sur, olvídense de HEB, Soriana, Walmart y demás, todo eran campos de futbol soccer, los famosos GEM 1, 2, 3 y así enumerados hasta quién sabe cuántos, pues desde avenida Reforma frente a los Multifamiliares y hasta el Club Campestre Riberas del Bravo, no eran más que canchas deportivas, divididas por una brecha hoy llamada calle 15 de Septiembre.
Ni restaurantes, ni templos religiosos, ni talleres mecánicos, ni centros comerciales, ni tiendas de firmas nacionales, ni nada, puro terreno, lo único levantado eran los tubos de las porterías de futbol.
En el poniente “la vida ese acababa” en el cuartel militar Macario Zamora, es decir, la colonia Buenavista, ya estaba bastante retirada.
Nuestro viaje más lejano en el proletario (camión urbano), era a la liga de futbol Poniente.
El panteón antiguo, “El Polvorín”, “La Curva del Diablo”, eso en la parte central del poniente.
Más al sur, ahondar en los predios de La Concordia, viajar “al 13” (kilómetro de la Carretera Nacional, que entonces tenía puros de los llamados ranchitos, fincas campestres, caballerizas, granjitas) esas sí que eran aventuras con tus adolescentes amigos.
ANDANZAS DE AMORTIGUADOR Y CALCETÍN
Pues te bajabas del camión y caminabas a uno u otro lado de la carretera, bien fuera para llegar hasta el río Bravo en el oriente, o cansarte de caminar al poniente y luego retornarte a la Nacional.
“¡Aguas de pasar por los terrenos de los Pruneda!”, nos decían para asustarnos, siendo que en tales puntos, gente cariñosa nos refaccionaban de agua, refrescos embotellados, limonada y hasta nos permitían cortar frutas de sus árboles.
Ni pensar en el norponiente, aunque el camión urbano sí llegaba a las colonias Claudette (fundada en 1977 por su marido Carlos Cantú Rosas), a la Del Maestro, a la CNOP, y a la Bertha del Avellano (esposa del gobernador Enrique Cárdenas González).
Pero ahí sí era ir de cacería, andar en lo inhóspito, en la dimensión desconocida, aun para los vecinos de la propia Buenavista, la Militar y El Remolino.
El Panteón del Norte lo más retirado a lo que llegábamos, porque las ladrilleras y las carboneras sí existían por aquellos rumbos, pero no las conocía casi nadie, no en persona.
BELLOS RECUERDOS
Añoranzas, nostalgia, memorias, los recuerdos se nos agolpan.
A diferencia de los chavales de hoy, nosotros los que ya no nos cocemos al primer hervor, sí que disfrutamos un viaje de esos, cada periplo que ahora, a estas alturas de la vida, nos aventamos por toda nuestra amada ciudad.
En verdad que la estamos redescubriendo, es ahora cuando la gozamos, hablando del escenario, del panorama que se abre a nuestros ojos, a través de la ventanilla de un camión urbano.
Pero si se puede, con mucha prudencia, saquen la cabeza del ventanal, rebasen la lámina, para que disfruten más.
Sólo que mucho ojo, con los postes, los pendientes colgados a estos arbotantes y sobre todo con los nulos amortiguadores de los camiones, cero suspensión y millares de baches.
Y señores de 50 años o más, no esperen ver amplios campos, paisajes extendidos, panoramas de mucho fondo.
Pues todo está súper poblado, bastante construido.
Viajen en camión urbano, para usted que tiene alrededor de 60 años de vivir aquí, es conocer su ciudad, su nueva ciudad.
La amará más, sin duda.