Un nuevo acontecimiento, un nuevo tema del que hablar, un nuevo tema para escribir; deja de ser el hecho importante para hacer de él algo, lo que sea, colgarse.
Recientemente tuve una entrevista con Mohsen Emadi, el poeta iraní que llegó a México a causa del exilio de su país, Irán, donde se persigue hasta a la muerte a los pensadores que se revelan.
Mohsen llegó a la Ciudad de México en el 2012, se ubicó en una de las zonas en las que hoy fueron de las más afectadas por el terremoto. Se la paseaba en el Parque México, caminaba con su perro Li po por las calles de la colonia Condesa; aunque desde el 2015 se ubica a un pueblito llamado Malinalco, en el Estado de México, al cual se mudó para poder trabajar sin el tumulto de la ciudad.
Podría haber escrito sobre el sismo, como lo hacen los extranjeros que siempre le ganan la partida en esos temas a los mexicanos. Si ponemos atención siempre son los que investigan a fondo problemáticas sociales y hacen libros de ellos o ganan los derechos como el de la Virgen de Guadalupe, etcétera; pero no lo hizo.
Por las buenas o por las malas, desde que lo conozco me ha dejado enseñanzas y hoy vuelvo a tener una cátedra sobre poesía con él, al exponer su punto de vista respecto al poema de Juan Villoro acerca del terremoto, “Puños arriba”.
En la red social explicó públicamente que: “No me conmovió el poema de Villoro sobre el terremoto por dos razones. Dice Carlos Drummond de Andrade: “No me reveles tus sentimientos, que se aprovechan del equívoco e intentan un largo viaje. Lo que piensas y lo que sientes, esto no es aún poesía. No cantes tu ciudad, déjala en paz.”
Añadió: “Y recuerdo a Gelman diciendo de poemas escritos sobre la revolución cubana: Yo recuerdo que con motivo de la revolución cubana en todo el continente se escribieron miles y miles de poemas en relación con la revolución cubana, no sé si de todo eso quedan 10 o 15, porque la poesía es palabra calcinada, entonces puede hablar de todo, no importa el tema, importa la poesía.”
Mohsen Emadi me comentó en entrevista que cuando llegó a México se quedó sin musa para escribir poesía, entonces prefirió esperar y así duró cinco años en los cuales nunca dejó de escribir; pero otras cosas como un sin número de ensayos, cuatro documentales en largometrajes, tradujo 50 poetas al persa y publicó cinco libros en castellano y en inglés.
“No fue poco lo que hice, pero mi poesía es otra cosa. Es lo que me muestra a mí mismo más verdaderamente, me cura de mis heridas. Cuando escribo poesía puedo curarme, pero con los ensayos sólo me ayudan a sobrevivir”, explicó el autor del libro Visible como el aire, legible como la muerte.
“El ensayo es incapaz de curar. Sólo la poesía crea la verdad. Nadie puede curarse con literatura; pero la poesía no estuvo, me abandonó y simplemente no la podía encontrar”, informó el poeta persa.
Destacó que: “No quería escribir mierda, porque hay dos tipos de poemas: poesía o mierda. Y yo no hago poesía, la poesía me hace a mí; la voluntad está en la poesía. Los que escriben poesía por fuerza mecánica, escriben mierda. La poesía viene, toca tu puerta. No te escucha, tú debes escucharla”.
“Cuando digo poesía, no es lo que yo escribo, es algo que me escribe. Desde Platón hasta hoy, la poesía es otra cosa. La literatura pertenece a la ciudad. La poesía es muy peligrosa para la ciudad, Platón expulsa a los poetas de la ciudad”.
Puntualmente Mohsen dijo del poema de Villoro: “Fue un poema bastante razonable en su estructura, es decir, en su interpretación conceptiva de las emociones, incluso en la lógica y las calculaciones de las emociones”, concluyó.