Hoy me desperté con la noticia de que un juez, de ésos que cobran mucho y no hacen nada, otorgó un amparo al centro de espectáculos Showcenter para “tumbar” la clausura ordenada por las autoridades sanitarias.
Para quienes no lo recuerden, hace semanas las autoridades los pescaron en la movida cuando organizaron un evento con cientos de asistentes.
En ese entonces la discusión de este hecho tan grave se desvió con que si era una boda o un cumpleaños disfrazado… lo que al final resulta completamente irrelevante.
Aprovechando el poder económico que tienen estos empresarios, lograron que el susodicho juez invalidara la sanción de las autoridades al considerar que tanto la clausura como la multa de un millón y medio de pesos “era excesiva” (ay sí, pobrecitos).
Ahora, las autoridades de salud van a tener que retirar los sellos y permitir que este negocio vuelva a abrir sus puertas, lo que me parece una verdadera mentada de madre a los miles de médicos que se están partiendo el lomo en los hospitales Covid, a las familias de las personas que han muerto por este virus.
La reapertura de Showcenter es, quizás, uno de los más grandes insultos que un empresario puede hacerle a una sociedad dolida por los devastadores efectos de esta pandemia que no parece tener fin.
Al ampararse, dejan en claro que a ellos solo les importa el dinero.
No falta mucho para que estos mercaderes nos suelten el discurso de que “son generadores de cientos de empleos y bla, bla, bla”.
Pero si realmente les importaran sus trabajadores, no los hubieran metido a trabajar en un festejo donde cientos de personas andaban como si nada, ignorando al virus.
Tristemente, así funcionan las leyes en este país y cuando hay billetes todo es posible.
Lo peor del caso es que no van a faltar los idiotas quienes acudirán corriendo a organizar sus fiestas en Showcenter, haciendo mayor la mentada de madre a este dolido estado al que le faltan muchos días de dolor por la presencia del Covid-19.
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