Yo no despreciaría el consejo. Napoleón y Hitler lo hicieron y les fue muy mal. Pero más allá de evadir la trampa del periodista, la burla fue evidente.
El doctor Hugo, un pugilista extraordinario en la Retórica, “se la bañó” con el doctor Manuel, que es tan torpe orador que cree que enfatizar es alzar la voz. Pero merecido lo tiene, porque infinidad de veces ha pregonado su amistad y respeto por López-Gatell, y un minuto después ya está poniendo al “supersubsecretario” como palo de gallinero. El que se lleva, se aguanta.
La demanda urgente ya está definida. Las vacunas se están distribuyendo al ritmo de su producción, las condiciones de transporte, y en la medida en la que los países concretaron sus tratos con los laboratorios. No se necesitan más vacunas, sólo se deberán redefinir los solicitantes y los proveedores. Entonces, ¿por qué la prisa estatal? ¡Claro!, es que estado y ciudadanos hemos fallado en las estrategias de prevención.
Si no lo hacen, crearían una situación muy difícil en esas familias. No me imagino al trabajador o trabajadora laborando feliz con su vacuna mientras su familia cercana sigue en riesgo. Aunque… también puede ser que las quieran comprar para poder venderlas. Lo que significaría que sólo quieren hacer negocio, un buen negocio sin duda. En cualquier caso, aquí no hay altruismo sino conveniencia. ¿O las darán a los estados? ¿Gratis? ¿Neta?
El Estado podría sumar sus vacunas para integrarlas al plan federal, pero no creo que eso pretendan el gobernador y el lobby empresarial. Además, Nuevo León ha disentido sistemáticamente de toda la estrategia nacional contra el Covid-19. Ha tomado medidas anticipadas que no funcionaron y ha ordenado acciones a destiempo; ha planteado restricciones y horarios que luego ha revertido.
La estrategia estatal a todas luces obedece al interés de mantener activas a las industrias y salvar los comercios. No es algo malo, sólo que en esta situación la prioridad es obvia: la vida humana. Sobre las ruinas de la economía siempre se podrá edificar; en los cementerios sólo se puede cavar.
No sé si fue un danzón dedicado al ciudadano Bronco y sus camaradas neofederalistas. Pero aunque la confirmación de que estados y empresas compren vacunas suena bien, nadie me quita de la cabeza que trae truco.
Por cierto, una cosa es la autorización federal para las compras directas y otra el aval de la Cofepris. ¿Eh? A ver si no se atora la puerca y empieza el chilladero. Por lo pronto la deuda pública del estado, que ya era de alto riesgo, ahora padecerá comorbilidades adicionales: obesa e hipertensa.
El gobierno estatal, en lugar de organizar a la sociedad y no sólo dictar órdenes y dar sermones, sigue organizándose con empresarios y políticos.
¿Y nosotros? Aquí nomás, de convidados de piedra.