La recomendación de la maestra del kínder fue la siguiente: “papás dedíquenle tiempo a sus hijos, no lleguen a la casa y les den la tablet o el celular para que no los molesten”.
Esto debido a algunas conductas en el salón de clase y la falta de reforzamientos académicos en casa.
Y es que es ya una costumbre que los padres de hoy en día le den estos aparatos a sus hijos para que se diviertan.
No digo que esté mal, yo también lo hago, pero con ciertas reglas y consideraciones no para mí bienestar, sino el de mi pequeña.
No puede pasar toda la tarde en dichos dispositivos, sólo un breve periodo, debe retirárselo del rostro y bajarle el brillo a la pantalla.
Deberá estar cerca de mamá o papá para verificar qué es lo que está viendo y aceptar y entender qué hay vídeos que no deberá reproducir.
Así, podremos detectar cualquier contenido nocivo para ella.
Por encima de YouTube preferimos algunos juegos o aplicaciones y es que no todo es negativo, gracias a algunos ha aprendido o reforzado sus conocimientos escolares.
En estos días ha circulado la noticia sobre contenidos nocivos filtrados en vídeos de Minecraft o Peppa Pig y me comentaban que los comentarios son puntos de reunión para depredadores y pedófilos.
La culpa no es de la tecnología, de YouTube, del Internet o de los dispositivos y lamentablemente la maldad en el mundo existe.
La gente despreciable y de mal corazón que disfruta dañando a los más inocentes es real y puede estar donde menos lo imaginamos.
Nuestra labor como padres es velar por el bienestar de nuestros hijos, alejarlos de los peligros y evitarles contenidos que puedan dañar su mente o su físico.
No convirtamos a los dispositivos electrónicos en sus cuidadores o nanas.
Seamos padres, padres responsables, conscientes y comprometidos, porque no basta con publicar en Facebook que amamos a nuestros hijos, hay que hacerlo.
De la página La Vida en Bettylandia