Terminó la tercera semana de clases en casa, de verlas por televisión, de trabajar en los cuadernillos y cuadernos de los maestros titulares, en los de inglés y de hacer tareas de educación física. También de ver videos en YouTube para reforzar el idioma extranjero.
Eso por tres, los cuates que están en tercero de kínder y la primogénita que está en primero de primaria.
Las actividades se entregan el viernes, en algunos casos a más tardar las 4 de la tarde y en otras el límite es medianoche.
¿Qué pasa si no hacemos la tarea el día que corresponde?, ¡oh Dios!, imagínense toda esa tarea acumulada, además, ¿a qué hora tomo las fotos y hago el reporte para mandar las evidencias?
Estoy molida, más que la carne, más que los frijoles para hacerlos refritos, más que las papas para hacerlas puré.
Se hace de todo a la vez, el home office de dos trabajos, se sirven vasos de agua, se le grita al gato que ya tumbó el vaso porque el chamaco no se tomó el agua, solo quería levantarse para dejar de hacer tarea y le muevo un poco al sartén porque ya es hora de comer.
Por la noche despierto varias veces porque a una guerquita le da miedo ir al baño sola, después porque vibro el celular y después mi mente alerta me dice que aún me falta algo por terminar de mis labores.
Me acosté a las 2:30 am, dan las 4:00 y pienso en las horas que me quedan por
dormir y lo pesado que será la nueva jornada, y la que viene, y la que viene, y la que viene…
Hoy a las 5 de la tarde terminamos las tareas de hoy, ¡no es cierto! faltó Educación Física de los tres niños, pero mi ánimo me impide levantarme.
La casa está “patas pa’arriba”, y los niños ya tienen hambre, así que a mi jornada aún le queda buen tramo por recorrer.
Mientras tanto aguantaré unos minutos desparramada en el sillón para ver cómo Olivia le ayuda al alguacil a atrapar a no sé quién de no sé qué programa que mis hijos acaban de poner en Netflix y que hasta interesante me está pareciendo.
Sin duda con esta nueva normalidad la única realidad es que soy un puré de mamá.
¡Ánimo a todas, sí podemos!