Calladitos, calladitos, pero los consejeros ciudadanos del Instituto Nacional Electoral empiezan a mandar mensajes trascendentes. Se muestran conscientes y comprometidos con la enorme responsabilidad que tienen al validar la elección presidencial del próximo domingo primero de julio.
Saben que no solamente está en juego el declarar al ganador del venidero y sumamente complicado proceso electoral, sino que el verdadero reto es lograr la legitimación del próximo presidente de la República, y por ende la viabilidad de las instituciones gubernamentales y la del propio INE.
Vaya, no solamente se trata de declarar al triunfador, sino de mandar un mensaje claro y contundente que esfume cualquier nube fantasmal que nos recuerde aquellas horas finales del seis de julio de 1988, que toda una generación de mexicanos recuerda como “la noche en que se calló (o cayó) el sistema”; se trata de evitar dudas que afecten la vida de los más de 100 millones de mexicanos.
En este siglo 21 todos sabemos que la verdadera batalla se está dando en términos de percepción, que NO pongan en duda la legitimidad del próximo proceso, en momentos en los que el concepto confianza no vive su mejor momento en un pueblo encabronado y muy, pero muy, desconfiado de que los intereses tradicionales vayan a darle “gato por liebre” el próximo domingo primero de julio.
Con la expulsión del juego del “Jaguar” y del “Bronco”, no tanto por sus apodos de carácter animalesco, sino más bien por sus acciones totalmente mafiosas, el INE manda un mensaje simple desde ahora: no se valen chapuzas.
Con esto, desde ahora el INE privilegia la legitimidad, sabedor de que con este relajo que traemos con las famosas redes sociales, percepción mata grilla, por lo que se lava las manos y deja que los expulsados vayan a lamerse sus heridas buscando el amparo del Tribunal Federal Electoral.
El colmo del cinismo lo marca el BroncoPriista cuando, buscando hacer show mediático, sube en sus ahora tristes redes sociales que, con la expulsión por tramposo, el INE despertó al “México Bronco”; como si los mexicanos fueran tramposos como él y sus compinches; y peor aún, acude a la mismita sede a solicitar su registro, acompañado de más periodistas que simpatizantes.
Pero el desacreditar una institución ciudadana, por parte de dos aspirantes que buscan respetar la Constitución, como que no los deja bien parados ante los mexicanos, sea cual sea la resolución final del TRIFE.
Por ende, no nos debe sorprender que a los consejeros de la institución ciudadana parece no gustarles nada que tenga que ver con zoológicos, ni cosas por el estilo, al confirmar lo que se había venido percibiendo desde antes:
La serie de chapuzas realizadas por los tristemente célebres Armando Ríos Piter, alias “El Jaguar”, y Jaime Rodríguez Calderón, alias “El Bronco”, mismos que no fueron capaces de lograr un número importante de firmas de respaldo a sus candidaturas, ni en sus mismos estados, por lo que fueron descalificados por los organizadores electorales, sencillamente por tramposos, así de sencillo.
Miopes y soberbios como son, el gobernador con licencia de Nuevo León y priista durante 33 años, y el exlegislador perredista de Guerrero, en lugar de aceptar y respetar las reglas del juego que aceptaron jugar, sencillamente vociferaron a los cuatro vientos, y mostrando una elocuente diarrea verbal, acusaron a todo el mundo de ser los responsables por los errores y chapuzas que ellos mismos cometieron.
¿Desafiar a priori al árbitro electoral que sería el mismo que les daría el triunfo a posteriori?; suena francamente kafkiano, lo cual confirma lo que verdaderamente son, unos vividores profesionales del sistema mexicano, el mismo al que critican y critican y gritan que buscan cambiar.
Y lo “pior”, que es peor que peor, según dicen en el rancho, es que el BroncoPriista acusa al Grupo Reforma de ser responsable de que el INE lo haya descalificado y sacado tarjeta roja del juego, que todavía no inicia, vociferando que los directivos de este medio metieron “mano negra”, y lograron que en el sistema del organismo electoral más de 400 mil firmas fueran confirmadas como falsas.
Como falso ha sido él mismo, desde que engañó al millón 100 mil nuevoleoneses que le dieron su confianza y que ahora, ni siquiera 100 mil lo volvieron a hacer, al no cumplir ninguna de sus promesas de campaña, mientras que el exgobernador priista Rodrigo Medina se la pasa bien campante entre Cancún y Ciudad de México, igual que el resto de su gabinete.
¿O sea que, en la lógica del gobernador de Nuevo León el robar NO es delito, sino que lo cachen in fragantti?
El Cuerpo Arbitral del INE se declara listo para pitar la Gran Final del próximo primero de julio, mandando un mensaje claro y asertivo muestra que no le temblarán las piernas para que los mexicanos no tengamos duda cuando en la medianoche de ese domingo den el nombre del ganador:
“Pa’ Broncos, nosotros”.