La revocación del mandato como todas las cosas tiene un lado bueno y uno malo. El positivo, es que será una herramienta política que permitirá a los gobernados deshacerse de un gobernante antes de que concluya su período, y el negativo, es que ese proceso tendrá un costo ya que por razones obvias el gobernante recurrirá a todo para mantenerse en el cargo.
El caso es que en la cámara de diputados hay forcejeos por la aprobación de la revocación del mandato en cuanto a la fecha para llevarse a cabo, que si se aplica a mitad de período que sería la racional, AMLO se sometería a ese refrendo popular el primer domingo de julio del año 2021, casualmente la fecha en que habrá elecciones para diputado federal.
Y esto no agrada a los partidos políticos que tácitamente reconocen que con la participación de AMLO los candidatos del MORENA estarán en ventaja, sin embargo, en mí opinión la revocación del mandato implica riesgos para el presidente de México, porque va contra todos los partidos -con excepción del MORENA-, pues obvio estos inducirán a sus militantes a que voten por la revocación.
No será una elección en donde postulando varios candidatos se fragmentará el voto y así ganará el que disponga de más recursos económicos y mayor estructura política, en este proceso sólo participa el gobernante que encontrará un lacónico: te vas, o te quedas.
Entretanto, AMLO propone que para zanjar discusiones la revocación del mandato se lleve a cabo el 21 de marzo del 2021, o sea, la fecha del natalicio de don Benito Juárez y a ver qué gestos hacen los legisladores.