Pos ‘ora que nos empanicamos con el coronavirus, que nos da el patatús y que corremos al Sams. Le dije a mi vieja que juera al pasillo del papel de baño, no vaya a ser que se juera a terminar. ¡Y no había! Entonces que empienso qué vamos a hacer si el papel chafa Suavel y Regio raspan bien gacho y nosotros compramos de la marca gringa de Sams.
Si vieran como andaba la raza como loca compre y compre toilet paper, quesque si hay emergencias en Houston y McAllen, en Monterrey, pos acá también nos iba a pasar.
Así que me lanzo como el Santo desde la tercera cuerda, pa’ obtener dos paquetes de rollos, de esos súper suavecitos y esponjaditos, que ya se imaginarán.
Como ando de preguntón, jui a hablar con el doctor Gabriel José Rosado Triay, que es presidente del Consejo de Administración del Hospital Santander, pos pa’ entender esto del fenómeno de la compradera de papeles de rollos en la border.
“No veo la relación, se supone el coronavirus tiene que ver con dolor de garganta o infección de pulmones, entonces que tiene que hacer la gente comprando rollos, mejor que vaya por artículos de limpieza o botellas de agua, pero papel de baño, ¿para qué?”.
Entonces yo puse la cara de what, porque no me digan que no les ha dado un retorcijón y que llegas corriendo a donde sea, a la casa del vecino, al McDonalds, porque sientes que te mueres en una emergencia.
A mí me ha pasado brodi sobre todo luego de comerme unos taquitos de barbacoa de la Taquería Jiménez, con esa salsita de chile que parece guacamole y na nai, qué rico sabe, pero luego que feo pica.
Sientes que se te va el mundo y arañas las paredes por el momento de apuro. Una disculpa a mis tres fans, pero esto de los apurones a cualquiera le pasa, sobre todo a un comelón como yo.
Regresando con lo del Covid-19, naiden pensaba que era algo tan serio. ‘Ora que el Tec, la Uni y la Udem suspendieron sus clases, ya piensas “a caray”, es cuando la Rosa María ya quiere posponer su fiesta de cumple del 5 de abril.
Por lo pronto anda lávelei y lávelei los pisos, quitando todo el polvito que nos cae regacho del aire, en nuestra querida Reynosaville.
No será que ese polvo también nos lo manda Trump pa’ que nos enfermemos con todos los cubanos que andan protestando en el puente internacional, con tal de que no les den su visa. Por cierto la Rosa María ya hizo su trámite porque se la robaron.
Uno de los consejos que dan con el coronavirus es huir de las aglomeraciones y en una fiesta, uno nunca sabe que bato se le ocurrió ir a Italia y no nos avisó.
Ya ven lo de la dueña de Julie’s, que ahora dice que ella nunca tuvo el coronavirus ese, que fue un invento de las redes sociales.
Pero qué bien le fue con la difusión de su marca pastelera, que por cierto les recomiendo los de tres leches que no tienen abuela.
Pero no me hagan caso, no vayan a las compras de pánico, quédense con su paquete de servilletas Regias, que sirven para todo y nos sacan de tanto apuro.
Por lo pronto nos quedaremos en la casa, viendo movies en mi DVD, porque no todas están en Netflix, por más que mis hijos me dicen que todas están ahora en el internet. No se los creo nadita.