Los habitantes de la franja fronteriza norte de México, desde Tijuana a Matamoros, empezaron el nuevo año con mejores salarios mínimos, con la gasolina más barata y menos impuestos a pagar. Promesas cumplidas del presidente Andrés Manuel López Obrador que hizo durante su campaña.
Populistas o no las medidas, a la gente común y de clase media hacia abajo –que es la mayoría- poco o nada le importa.
A partir del primer día de enero de 2019 el litro de magna cuesta 5 pesos más barato que en el resto del país, y los trabajadores ganan diario más de 50 pesos.
Los partidos de oposición, sobre todo el PAN y PRD, insisten en demeritar una realidad que está beneficiando a la población fronteriza con Estados Unidos, porque mientras en el interior del país el litro de magna cuesta hasta 19.40 pesos, en esa zona se vende entre 13 y 14 pesos. No más.
Por coincidencia en dos entidades donde lo que parecía imposible se hizo posible con los combustibles, este año habrá elecciones –otra coincidencia -, y son gobernadas por el Partido Acción Nacional.
En Baja California se renovará la gubernatura y cinco alcaldías, mientras en Tamaulipas el ejecutivo estatal albiazul, Francisco García Cabeza de Vaca, anda con el “Jesús en la boca” desde el 1 de enero cuando las bombas de gasolina surtían más litros por menos pesos.
En Tamaulipas sólo se elegirán diputados locales para renovar el Congreso. Y el riesgo es que el PAN y Cabeza de Vaca pierdan la mayoría en su segundo trienio con el riesgo de seguir los pasos de Eugenio Hernández Flores, el ex gobernador que él quiso meter a la cárcel, cuando culmine su sexenio y pierda el poder.
Ambos estados fueron arrasados el 1 de julio del año pasado por MORENA llevando a López Obrador a la presidencia, con una escuálida oposición del PAN.
Y mientras desde Nuevo Laredo a Matamoros, pasando por Reynosa y Río Bravo (donde se concentra el mayor número de electores) los electores no tienen dudas por qué partido votarán el 2 de junio, MORENA apunta al centro y el sur tamaulipeco donde obtuvo un colchón de votos importante, diputaciones federales y la alcaldía de Ciudad Madero.
López Obrador va por todo. No es vengativo ni rencoroso, pero tiene, como él mismo lo ha dicho, muy buena memoria. Y es precisamente eso lo que no dejará bien dormir durante los próximos cinco meses al gobernador de Tamaulipas.