Emanuel Suárez es reportero de Hora Cero. Desde el martes 2 de febrero ha hecho el intento de registrar a sus papás para ser vacunados contra el Covid y es viernes 5 y no ha podido. Ellos tienen 65 y 63 años y viven en Castaños, Coahuila.
No solamente él ha estado frente a su computadora entrando y saliendo, día, tarde y noche, de la página www.mivacuna.salud.gob.mx. También su sobrina le ayuda y está a punto del colapso nervioso ante esta deficiente opción digital que puso a disposición el gobierno federal.
Cierto, otras personas como mi esposa, después de mil intentos ya pudo obtener un folio para su mamá de 70 años. O como mi hija Andrea que también registró a su abuelita que rebasa los 80 años.
Hay folios pero no hay ni fecha ni vacunas en México. Bonita cosa. Mientras Hora Cero documentó un jubilado gandalla de nombre Raúl y que apenas supera los 50 años, que ya se vacunó y que trabajó como empleado administrativo del ISSSTE en Nuevo León.
En serio que da mucho coraje que mientras estos gandallas desempolvan un gafete de empleado jubilado y se meten a la fila, sus jefes escupan mentiras para justificar su contubernio, como lo hizo el doctor Saúl Hernández, director de la Clínica Hospital Constitución de Monterrey: https://horacero.com.mx/nuevo-leon/asegura-director-del-issste-que-asistente-si-es-de-primera-linea/.
Mientras tanto vivimos en un país surrealista sin vacunas, con folios e ilusiones, con spots oficiales de que tenemos controlada la pandemia, y con un presidente ¿contagiado? que volverá a la escena sin cubreboca. Bueno, ya lo hizo, en dos mensajes en video. Una burla.
El país suma 163 mil muertos en la pandemia y en el listado de países con mayor número de personas vacunadas somos el hazmerreír mundial: mientras en Israel se han vacunado a 57 personas de cada 100, en México ni la mitad de un ser humano por cada 100.
Y peor todavía, la vacuna de la compañía Modena llegaría a México ¡hasta junio! Y las primeras 200 mil de la Sputnik rusa no hay certeza de la llegada de ese primer lote.
Eso sí, los de mayor suerte mayores de 60 años al menos ya tienen un folio, unos numeritos. Una rayito de esperanza… entre tanta oscuridad.