“Los doctores se nos cansan. Ya son muchos días de trabajo intenso”, fue la frase más atinada del gobernador Rodríguez durante su informe de las nuevas medidas restrictivas a la movilidad. Más adelante, cuando hablaba de las camas disponibles para enfermos de Covid 19, dijo una verdad de a libra, porque así el estado procure todas las camas necesarias, no todos los médicos y no todos los enfermeros y enfermeras están capacitados para atender a estos enfermos. El desgaste en el personal de salud es tremendo y ha demostrado ser también fatal.
Este jueves, el anuncio de 22 muertos por Covid 19 fue intimidante. La cantidad de contagios reportada fue de 636, que de acuerdo con el tiempo que tardan los resultados de las pruebas PCR, tendrían a un desfase de, por lo menos, una semana. Es decir, corresponden a contagios de junio. Para saber si funcionan las medidas que empiezan a aplicarse este viernes 3 de julio, tendremos qué esperar al menos dos semanas más. Esto nos da un estimado del tiempo mínimo en el que se mantendrán las nuevas restricciones en Nuevo León.
La cantidad de contagios y muertes tiende al alza; la ocupación hospitalaria también. Esto lo debieron notar en esos días de descanso que se toman el Gobernador y el Secretario de Salud, tras su intensa actividad itinerante por otros estados del G7, que ha rendido frutos porque ahora son los 12 Magníficos Mandatarios, el G12. Era necesario tomar medidas, y se tomaron.
Se decidió por la administración eficiente de las pruebas PCR, algo que ya se había recomendado muchas veces durante los informes nacionales sobre Covid… y que no se quiso acatar en Nuevo León antes, y ahora sí se retoma. El confinamiento y la reducción de movilidad son lo más adecuado para frenar los contagios, así que se optó por eso. Sí, pero, para variar, de la manera más salvaje y confusa posible.
En términos generales, no se da marcha atrás pero tampoco se avanza en la reactivación. Se reitera la cacería de ciudadanos sin cubrebocas. Todo se cierra el fin de semana. Se impone una limitación extrema a la movilidad entre las 22 horas de un día y las 05 horas del siguiente… ¡con sanciones!
A pregunta de un reportero de ABC, el gobernador Rodríguez aseguró que la ley respalda las sanciones: “La Ley nos faculta la sanción económica y también de cárcel”. Sobre la orden de que Fuerza Civil detenga a quienes estén en la calle, fuera de horario y sin justificante, dijo: “Vamos a procurar no hacerlo. No se trata de una persecución”. Pero el Secretario de Seguridad Aldo Fasci tiene otros datos y dijo al diario El Norte: “No puedes detener a nadie si no hay un tema legal que lo funde, no es nomás lo que se nos ocurra. Hay una orden de Salud, podemos hacer que se cumpla, pero será en el marco de la ley y con el respeto debido”. ¡Ya me hice bolas!
Durante estos meses una de las principales causas del caos en Nuevo León a la hora de cumplir con la prevención por Covid 19, ha sido las señales confusas, contradictorias que ha dado el propio gobierno estatal. La necedad estatal en coordinarse con la federación pero bajo sus propios términos, acabó por hacer que los nuevoleoneses no crean ni a unos ni a otros y se inventen sus propias medidas, las más de las veces inadecuadas. No podíamos creer en un sistema de salud estatal que repartía pruebas PCR como caramelos, o presumía la asesoría de países que luego padecieron rebrotes. Por esa ausencia de técnica científica, ahora los resultados de la nueva estrategia serán bastante dudosos, porque ahora sí dependerán de pruebas selectivas. Las únicas estadísticas directas (más o menos confiables) son el número de defunciones y las hospitalizaciones. Pero no nos indicarán cómo crece o decrece la epidemia en el estado, sino qué tan fuerte es el organismo en un número limitado personas dentro de una cantidad desconocida de contagiados, “inconmensurable” advirtió decenas de veces López-Gatell.
Más peor: a la hora de lanzar a la calle a policías estatales y municipales, nadie va a sentirse seguro. Así les hayan recomendado ser amables con los “infractores”, nuestra experiencia en la calle, frente a un policía de cualquier tipo, no es nada amable. Tal vez la medida funcione, pero más por temor a sufrir cualquier tipo de arbitrariedad, y no por solidaridad social contra la epidemia. Si ya en horarios hábiles y frente a todo mundo se ha aprehendido a una mujer por traer mal puesto el cubrebocas, en la noche y madrugada todo puede pasar (nos).
Eso sí, el gobernador Rodríguez, para seguir confundiéndonos más, fue muy enfático: “No hay toque de queda, ¿eh? No es toque de queda. Muy claro: no hay toque de queda. Pero si las cosas siguen, tendré qué tomar la decisión del toque de queda. Clarito se los digo”.
No sean malos. Este viernes, en su gira artística por Guanajuato (si es que va), alguno de los gobernadores del G12 díganle, discretamente para que no se vaya a ofender, que el Toque de Queda lo decreta sólo el presidente, y él no pudo se