No haga caso Mister Biden, lo que diga “El Peje” no es lo piensa todo México. Su silencio pa’ felicitarlo es cosa de él, la mera verdad, naiden está de acuerdo de las burradas que dice todos los días en sus conferencias “Mañaneras”.
La “mesma” escritora Elena Poniatowska ya se pronunció que ya estamos hartos de verlo todo el tiempo dando declaraciones, por qué no puede ser gente normal, que se coma una Maruchan porque no para de alzarse el cuello y criticar a todos los que le llevan la contra.
Felicidades Mister Joe, acá en la border respetamos a los gringos, usted ya sabe lo chamuscados que nos dejó el pelos de elotes ese, el pato Donald Trump, con respeto para el pato, quesque de acá somos puros criminales y narcos los que cruzamos a los malls del río Bravo pa’ allá.
Hasta la Rosa María le manda un “hello”, eso a pesar de que extraña harto darse la vuelta al Rose y Marshalls, promete no pelearse con las ‘ñoras por las ofertas.
Y sí, yo lo que quiero es una Whataburger, pero no se preocupe ya nos estamos acostumbrando a las de la parrilla, las “cristianas” que venden por el bulevard del Maestro y avenida Las Fuentes. Esas no tienen abuela.
Sabe Mister Biden, entendemos que hay cuates que le tienen envidia y de la mala, porque no hay razones para entender, que alguien me explique con 306 votos electorales que logró de la ciudadanía gringa, contra los 232 del pelos de elote, como que no había mucho que argumentar.
Y luego organiza el “oso” de convocar a sus seguidores neonazis pa’ trepar los muros de la bien cuidada White House, como que no nos queda muy claro en qué pensaban, y hasta dejó cinco muertos.
Pos en estos días en que empezó Mister Joe Biden en los States, como que nos agüitamos por la actitud de nuestro presi Andrés Manuel.
Nosotros sí lo felicitamos como creo también los mexicanos: acá hay cientos de miles de personas que se quedaron con las ganas de cruzar para ir de “shopping” el mall, o si quiera darse el rol y comprarse lo que quieran con los dólares que tienen por el fruto de su trabajo.
A quien se le ocurre hacerse el mártir, pensando ansina mesmo que Trump juera a llevarlas de ganar: eso no se puede ni usando la táctica de “voto por voto, casilla por casilla” como lo hiciera nuestro querido “Peje”.
Se tardó muuuucho en reconocer la victoria del nuestro buen amigo gringo, si los resultados fueron el 3 de noviembre, se le ocurre quedarse callado, pensando que tal vez los reclamos de Trump fueran a proceder. Fue hasta el 15 de diciembre que le envió una carta para abrir un poco las puertas, luego de la regazón de quedarse mudo:
“Espero que próximamente se presente la oportunidad de hablar y en tanto, le reitero nuestra felicitación y le deseo la mejor de las suertes por el bien de su pueblo y de nuestras naciones. Un saludo afectuoso”, dice que le escribió, eso de las cartas como que no se le da, pues hasta los reyes de España todavía les reclama el perdón por el maltrato de Hernán Cortés hacia los crímenes y atropellos a los aztecas, entre ellos “El Cuau”, y no era el futbolista del América.
Cuando veo el silencio de nuestro presi ‘El Peje’ dejó pasar tantos días, es como si en los States les importara algo, recuerdo el chiste de una hormiguita tratando de matar a un elefante:
Había unas hormiguitas estaban cansadas que un elefante les pisara su hormiguero, cuando éste se acercaba a buscar pasto para comer.
Una vez hartas las hormigas se pusieron de acuerdo: “la próxima vez que venga el elefante, nos subimos arriba de una planta y nos tiramos encima de él y le picamos”.
Sucedió que pasó al día siguiente, pasa el elefante y las hormiguitas se subieron a la planta y se le aventaron encima para luego empezarlo a picar.
Pero el elefante se sacudió y se cayeron todas las hormigas, una de ellas se quedó colgando del cuello.
Entonces, las hormiguitas le gritaron desde amero abajo:
“¡Ahórcala Gertrudis!”.
No manchen, cómo se ponen a pelear contra un gigante, y no me saquen lo del David contra el Goliat. Esa es otra historia.