Sí, hubo y aun hay gente buena ahí, gente que entregó su vida entera, su fe y sus servicios a una orden religiosa. Muchos de ellos sufrieron un colapso nervioso y espiritual al enterarse de lo que hagía detrás de aquella elite católica, otros -los más fuertes- aun luchan por rescatar aquello en lo que alguna vez creyeron con singular fervor y que al parecer solo era el disfraz, el “camuflaje” de un mafioso. Porque, para Marcial Maciel, la Orden de los Legionarios de Cristo era como una célula de crimen organizado que el dirigía con todas sus características: embaucó gente, traficó con influencias, incurrió en todo tipo de abusos: especialmente sexuales y psicológicos, desfalcó familias, arrebató herencias, robó inocencias, destruyó espíritus, compró silencios, mintió y amasó un poder incalculable dentro de la jerarquía eclesiástica del catolicismo y vivió en la opulencia. Pero ese era Maciel, un sinvergüenza, un malandrín elegante, un hipócrita, un psicópata perverso que causó un daño inconmensurable en almas y cuerpos… y hasta en el alma y cuerpo de la Iglesia misma junto con algunos de sus secuaces; pero no todos. Ya que , aunque parezca difícil de creer, existen alimañas que, a pesar de su ponzoña, construyen nidos preciosos.
Hay entre los Legionarios muchos otros, aquellos de corazón noble y principios sólidos, que trabajaban con honestidad, con amor y con devoción; personas buenas que fomentan la educación, los valores, la fe y digmos que también ayudan a los ricos a pasar por el ojo de una aguja antes de que pase un camello. Porque como decía San Marcos 10:25: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.”
¿Que queda de bueno luego de Maciel y los tremendos escándalos? Queda lo que originalmente debió ser. Porque, cuando aquella serpiente del Paraíso se enredó en el tronco del Arbol del Bien y del Mal y corrompió a la mujer y al hombre que se dejaron seducir, el árbol no se pudrió; porque el árbol no era la serpiente. El árbol y la serpiente no son lo mismo. La orden de los Legionarios es el árbol, Maciel fue la serpiente. Maldito será Maciel y quienes como él se desempeñaron, más no así la Orden entera. Muerta la serpiente y su simiente…solo queda rescatar el árbol.