El Movimiento de Regeneración Nacional también tiene vicisitudes por Tamaulipas y, en consecuencia, debe de hacer algunas reflexiones antes de tomar decisiones. La pajueliza del pasado 2 de junio fue una severa lección que los colocó en su realidad y esta es que sin el concurso de externos, en el año 2021 el PAN les volverá a pasar por arriba porque, con cada elección, los azules perfeccionan las mañas, tretas, estrategias que luego tornan la competencia electoral en un juego de tahúres, donde sólo los que saben sacar ases de la manga y traen fajos de billetes pueden ganar.
Pero pareciera que los morenos como que no lo asimilaron o lo consideran pecata minuta, pues hoy andan enfrascados en la lucha por la coordinación de su bancada en el Congreso del Estado, que apenas estará compuesta por 8 o tal vez 9 legisladores.
Se ve que no se han puesto a medirle el agua a los camotes, o sea autoevaluarse para saber si tienen aptitudes y “conqueso” para lo que pretenden, pues con excepción de Rigoberto Ramos Ordóñez, los otros 8 próximos legisladores no tienen idea de lo que implica ser coordinador, un cargo político que viste pero que también exige gasto, conexiones políticas y por ende un peso dentro del espectro político y de los negocios.
Los morenos siguen navegando sin rumbo entre las brumas de creer que tienen derecho de preferencia por haber sido los primeros en sumarse al movimiento, que en Tamaulipas detuvo su andar el pasado 2 de junio y que por culpa de los pioneros, a quienes Yeidckol Polevnsky venturosamente les tiró esquina para que obtuvieran las candidaturas, perdieron estrepitosamente pues no traían ni mugre en las uñas y, para colmo, unos discursos muy suavecitos, atendiendo las indicación del alto mando de su partido de que no tocaran ni con el pétalo de una rosa al Comandante Azul.
Entonces, si ya saben que en política no basta ser buena gente, lo sensato es que sumen a la causa a los que tienen algo que aportar, y asimilar que no es ningún menoscabo reconocer que otros tienen lo que ellos no y si el objetivo es constituirse como la primera fuerza electoral en Tamaulipas, no lo van a lograr con sus propios recursos.
¿Y AHORA QUÉ SIGUE?
Aceptar refuerzos resulta obligado porque ya vieron que con su sola estructura de nuevo le harán los mandados al PAN, pues las elecciones de 2021 serán mucho, pero mucho más complicadas que las del 2 de junio pasado.
Ahí van a requerir candidatos para las 43 alcaldías, 22.
diputaciones locales y 9 diputaciones federales, es decir, 74 abanderados, quienes necesitan tener experiencia en el manejo de estructuras, saber comunicar el mensaje y, sobre todo, habilidad para conseguir dinero.
Las circunstancias orillan a las alianzas y la más natural es con los priístas, que bien saben cómo operar y sin necesidad de registrar una coalición en el Instituto Electoral de Tamaulipas.
Si bien algunos cuestionarán a esos aliados, la verdad es que servirán mucho, pues ellos saben dónde están los que formaron parte de la estructura tricolor que al ver que el PRI se desplomó por Tamaulipas, se mudaron al PAN, pero ya están molestos por maltrato que han sido víctimas.
Lo único que detendría esta unión es un acuerdo cupular entre MORENA y el PAN que impida la “Operación Primor” y no debiera sorprender tal jugada, basta recordar que en Tamaulipas, en las elecciones del 2018, MORENA ganó las elecciones para presidente, las 2 senadurías y 6 de las 9 diputaciones federales, mientras que el PAN triunfó en 31 de los 43 municipios y no se escucharon rezongos de un lado ni del otro. Si usted cree ciegamente en el voto cruzado dirá que no hubo nada irregular en ese comportamiento electoral.
Sin embargo, siguiendo con suposiciones, no se debe soslayar que por razones lógicas y naturales al presidente López Obrador, las elecciones que le interesan son las de diputado federal y al gobernador las de diputado local, mientras que las alcaldías pudiera ser que las dejaran libres para el fomento de la democracia, máxime que este tipo de elecciones son las que interesan al elector, las de legislador, ya vimos el pasado 2 de junio que la votación osciló entre el 30 y el 32 por ciento, un porcentaje bajo, muy bajo.
Entonces morenistas tamaulipecos, apúrense a los amarres que comprometan de antemano a su dirigencia nacional, los priístas responderán al llamado para los acuerdos eso ya es otra cosa.
¿CÓMO LEVANTAR AL PRI?
Tarea muy pesada y de mucha decisión será que saquen al PRI de la sala de cuidados intensivos donde se encuentra, pero primero tienen que elegir su nueva dirigencia nacional y luego sobar espaldas a los perdedores, porque en ese partido lo que menos requieren es pleitos internos, aunque lo que será impostergable aún a costa de grandes heridas es operar con machete para cortar de tajo las partes malas, además de expulsar a todos los tecnócratas que se apoderaron de dicho partido y, al apartarlo de las causas sociales, provocaron las derrotas en fila india.
También deberán eliminar a todos los políticos que con sus corruptelas y abusos de poder hicieron del PRI el partido más menospreciado, y no es todo, porque también tendrán que llamar a sus 12 gobernadores y notificarles que a partir de ahora van a tener que ser ejemplo de buen gobierno, hechos que luego serán los argumentos para recuperar su posición entre el electorado. No es fácil la tarea, pero o la hacen o en menos de una docena de años desaparece el otrora poderoso Partido revolucionario Institucional.
¿Y EL PAN APÁ?
También tiene ardua faena para recuperar el liderato que ocupó del año 2000 al 2012, ahora se parapeta en sus 10 gobernadores y éstos tienen el mismo compromiso que los mandatarios del PRI, que es hacer las cosas sin corrupción ni abusos de poder, sólo así se convertirán en una alternativa electoral puesto que la mejor forma de ser oposición es gobernando bien, si no se despojan de esos hábitos el presidente López Obrador podrá decrecer en el ánimo ciudadano pero tal circunstancia de poco les beneficiará, lo más probable es que incremente la abstención o infle a los independientes, aunque sin lograr desbancar al MORENA de la presidencia de México en las elecciones del 2024.
NO ES LO MISMO INVOCAR AL DIABLO QUE VERLO VENIR
Las reglas del sistema político mexicano siguen estando vigentes, la razón es simple, López Obrador fue creado en ese sistema y vaya que sí sabe oprimir los botones adecuados, no por nada los clásicos de la política como Maquiavelo recomendaron que el príncipe debe ser amado y respetado y si no: temido. Lo anterior no creo lo ignoren Vicente Fox y Felipe Calderón quienes ya se están pasando de rosca en sus roces con el presidente López Obrador, pues una cosa es la libertad de expresión y otra picarle la cresta al águila presidencial.
No entienden los ex presidente azules que una regla de este sistema político es que los ex son piezas para el museo, o sea, no escuchan ni hablan, y a los analistas políticos no les pasa inadvertido que tanto Carlos Salinas de Gortari como Enrique Peña Nieto ya se fueron del país rumbo a Inglaterra y España pues seguro olfatearon que ya vienen los “madrinazos”.
En cambio, Fox y Calderón siguen permaneciendo en México y sólo lanzando disparates, no creen en el diablo pero ya experimentarán que una cosa es invocarlo y otra verlo venir, por lo pronto, Romero Deshcamps ya lo vió de cerquita y mejor va entregar el STPRM y tras él se irán los secretarios generales de las 36 secciones… no pregunten por Moi Balderas Castillo que por Reynosa tienen meses de no verlo.
Y hasta la próxima.