Previo al debate se dieron una serie de hechos políticos que sí van influir en el curso de las elecciones presidenciales, como la adhesión del gobernador de Michoacán el perredista Silvano Aureoles a José Antonio Meade, decisión que obvio molestó al comité ejecutivo nacional del precitado partido.
Para evitar confusiones algunos gobernadores panistas -el de Tamaulipas entre ellos- reiteraron su respaldo a Ricardo Anaya.
Y digo algunos porque hasta ayer según El Universal, sólo 7 de los 12 lo habían hecho, lo que revela que las cosas no andan bien en la coalición por México al Frente y comienzan a darse los primeros pasos para la consolidación del PRIAN.
Es evidente que a poco más de dos meses de que concluyan las campañas sin ésa coalición de facto el arribo de López Obrador a la presidencia será inevitable.
En cuanto al debate no hubo sorpresas: todos contra AMLO, Anaya el más diestro para expresarse, Meade tieso pero el más congruente, Margarita la más versátil y el Bronco el único ocurrente; pero en mí opinión, percibo que las tendencias electorales permanecerán casi intactas, pero eso se verá en las próximas encuestas.
Mochar la mano a los ladrones en un país en donde la corrupción es prácticamente impune es algo que causará hilaridad por la de mancos que veríamos, mientras que la amnistía para los que andan por las calles y carreteras delinquiendo no es cosa de un decreto chilero sino de abundantes discusiones, en que primero tendrán que precisar que una cosa es la amnistía y otra el indulto, pero de esto en otra ocasión les comento.
En síntesis: como en los debates no hay nocaut y todos llegan de pie al final de la pelea cada quien vio un ganador diferente. Y que tengan un buen inicio de semana.