Los hechos violentos registrados durante el reciente período navideño nos hicieron sentir que Reynosa es una ciudad habitada por lobos y corderos, en donde por razones obvias los primeros son quienes agreden a los segundos aunque lo que no es lógico es que lo hagan con total impunidad, en virtud de que hay un marco jurídico e instituciones encargadas para investigar y llevar ante los jueces a los responsables de los hechos.
El delito ofende a todos y no dar con los responsables es desmoralizante y humillante, porque cunde el sentimiento de inseguridad e impotencia. Esto ya no es cosa de prédicas amorosas ni tampoco de “topones”, lo que se requiere es investigar para dar con el paradero de los que andan cometiendo delitos, sin que ello implique abandonar labores de prevención como el patrullar por las calles, y si en esas tareas se dan encontronazos ni modo.
Pero a como están las cosas ya resulta urgente una reunión entre la autoridad municipal, con las ministeriales tanto del fuero federal como del común en la que deben participar los organismos privados, porque en materia de seguridad pública Reynosa parece una ciudad sin timón lo que está elevando el mal humor social.
Se carece en esta ciudad de policía municipal desde hace ya unos cuatro años, urge su activación para que aparte de labores de prevención realice tareas de investigación que si bien indagar no le compete, con una reforma al artículo 21 constitucional se derribaría el obstáculo que facilita que los lobos anden atacando a los corderos con un desparpajo propio de la ley del monte.
El ciudadano tiene derecho a saber con cuántos policías ministeriales se cuenta, mientras que la autoridad municipal tiene la obligación de participar en la seguridad, pero no solamente cediendo el recurso federal a la policía estatal, esa es una posición cómoda rayando en lo omisiva. Entretanto, las balaceras continuaron en este 2020 lo que nos dice que con todo y el nuevo lema del ayuntamiento no somos ni por asomo una ciudad alada, qué diéramos por tenerlas para sobrevolar las calles y a los asaltantes.
Que tengan todos la mejor de la suertes porque vaya que la vamos a necesitar.