Pensando en que este año está a punto de terminar y lo rápido que han crecido mis hijos, le he dado muchas vueltas al asunto de que en febrero, deberé preinscribir a mi primogénita a primero de primaria.
Ante esto me invade el pavor, pues día con día leo sobre actos horripilantes que niños mayores cometen en contra de los más pequeños.
Niños abusando de niños; alumnos que estudian en algún salón de primero a sexto grado y que tienen una mente enferma y una perversidad que sorprende.
Quizás lo han sufrido en carne propia o simplemente los padres no se han preocupado por fomentar valores en sus hijos.
Dando un recorrido en mi inicio de Facebook me topo con una monstruosa nota: un niño de primer año fue violado presuntamente por estudiantes de quinto.
Mi niña es una pequeña de corazón noble, no tiene malicia, no hay maldad en su corazón, es un alma pura.
Así que mi corazón se apachurra y tiembla ante la noticia, la sola idea me hace estremecer.
Cuando la obscuridad y la maldad se adentran en los corazones que debieran ser bondadosos e inocentes empezamos a perdernos.
Son el eco de los tiempos que vivimos, tiempos de desesperanza y desasosiego.
Papás, esto es como las vacunas: si no se las aplicas a tu hijo también pones en riesgo a los demás; con los valores pasa lo mismo: si no educas a tus hijos, los nuestros lo padecen.