A pesar de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador presentó el pasado sábado 6 de enero en Ciudad Juárez, Chihuahua, el tan popular programa “Zona Libre de la Frontera”, en el que afirmaba que en los municipios fronterizos homologará el precio de la gasolina al que existe en Estados Unidos, en algunos estados como Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Nuevo León, Coahuila, Puebla y el Estado de México se reportaba un desabasto en cuantiosas estaciones de servicios de gasolina.
Después de la gran incertidumbre en la sociedad acerca del por qué estaba pasando esto, el Presidente salió a calmar las aguas, asegurando que no hay un desabasto de combustible, “hay suficiente”. De esta manera, el mandatario aclaró que los inconvenientes que se registraron este fin de semana, están originados por los cambios en las rutas de distribución para impedir el robo de combustible – ¡menos mal!-.
“Cambiamos la ruta de la distribución, por eso el desabasto en algunos lugares. Puedo decir que tenemos gasolina suficiente. Lo que estamos cuidando es la distribución, no abrir los ductos para que no haya fugas”, indicó. También aseguró que de manera paulatina la distribución del combustible se regulará por medio de otras rutas de abastecimiento, y con la custodia de cuatro mil elementos de las Fuerzas Armadas en las instalaciones de Pemex. – ¡Lástima para los huachicoleros!-.
Y es que al día de hoy, en algunas regiones del país, el robo de combustible se ha convertido en una actividad económica muy lucrativa, la mayoría de las veces favorecida y aceptada por los mismos habitantes, esto por el otorgamiento de algún beneficio o bien, por miedo.
Es preciso señalar que, el desarrollo de esta actividad se realiza principalmente en los estados de Puebla, Hidalgo, Oaxaca, Guanajuato, Veracruz y Tamaulipas; derivada especialmente por la insuficiente y limitada infraestructura en la carretera y su proximidad con los ductos que comercializan combustible hacia el centro del país.
Es por ello que, de manera general, el robo se realiza a los oleoductos de Petróleos Mexicanos de los cuales se extrae el combustible a través de perforaciones. A esta práctica se le conoce comúnmente como “ordeña de ductos”. Así, después de detectar el ducto, los huachicoleros realizan un corte e instalan luego una llave improvisada para poder extraer el combustible.
¿Y por qué esta acción nos afecta a los mexicanos? Este es un delito federal que tiene graves consecuencias en diversos rubros: económicos, de salud, medio ambiente, etc. Cada año, el erario público pierde entre 15.000 y 20.000 millones de pesos por el robo de gasolinas y diésel, conforme dijo en mayo de 2017 el entonces Secretario de Hacienda, José Antonio Meade.
Y es que el problema deriva también en que, como lo destacó la Organización Nacional Anticorrupción (ONEA) en octubre del año pasado, “los huachicoleros están cada vez más organizados, por lo que el daño que hacen al país es cada vez mayor”, siendo esta una de las actividades en las que los delincuentes se ganan más dinero.
Pero bueno, podemos tener la tranquilidad de que gasolina sí hay, solo hay que tener paciencia y confiar en las decisiones de nuestro Presidente para dar batalla a un grupo criminal que tanto afecta a nuestra sociedad, – ¡Lástima para los huachicoleros!-.
La autora es licenciada en derecho y estudiante de la Maestría en Administración Pública y Política Pública del Tecnológico de Monterrey.