¿Lo que sucedió con la niñita Fátima, fue un homicidio, un infanticidio o un femenicidio? En realidad, fue las tres cosas. Infanticidio es un delito que consiste en causar la muerte de un infante (niño o niña) de forma intencionada. Feminicidio es causar la muerte de una mujer debido a su condición de género, es decir, por el mero hecho de ser mujer. Por su parte el homicidio es el acto de quitarle la vida a una persona, Jurídicamente es un delito que consiste en una acción u omisión contra el derecho humano de la vida de una persona física, ya sea con o sin intención.
Para todos los anteriores casos existen calificaciones generales. Por ejemplo pueden ser doloso, involuntario, preterintencional, simple o calificado.
¿Por qué entonces usamos esas diferenciaciones terminológicas?Me imagino que porque las calificaciones no son suficientes. Importa también quién haya sido y cual era la condición de la víctima y no solamente las intenciones del perpetrador. El grado de vulnerabilidad de la víctima incrementa el nivel de ventaja y muy probablemente también incrementa el grado de premeditación y alevosía por parte del asesino(a). Es decir, por el caso de Fátima, que el homicidio (quitarle la vida) con carácter de feminicidio (quitarle la vida a una mujer) que además es infanticidio (causar la muerte intencionalmente a un menor)…¡Un homicidio-feminicidio-infanticidio! Es una monstruosidad que amerita pena de muerte… es el tipo de casos donde la muerte habla de la muerte….como causa y como pena y como profilaxis social. Y, en casos como éste se trae a la mesa el tema de la pena de muerte porque, 1.- quien haya cometido dicho crimen debe estar psicosocialmente desahuciado: es decir no tiene remedio ni posibilidad de rehabilitación o readaptación social. 2.-La sociedad no tiene por qué mantener de por vida (aun en reclusión o en las peores condiciones) a una persona monstruosa capaz de cometer crímenes de dicha magnitud. Sin embargo, quienes han estudiado el tema, aseguran que la cárcel de por vida es peor que la muerte, ya que en muchos casos, para los sociópatas y psicópatas capaces de tales monstruosidades, la muerte es liberadora, y en cambio, la reclusión perpetua resulta un castigo mucho peor. Es como estar muerto en vida. La verdad es que cuesta mucho imaginar un castigo lo suficientemente severo para hacer justicia en un caso tan perverso y cruel como el de Fátima y muchos otros. Son casos para los que nunca habrá justicia suficiente.