Puestos al frente con sus equipos de trabajo, ambos acompañados de demasiadas caras vistas a través décadas, muchas de las cuales vienen de haber ocupado cargos muy importantes a nivel nacional y, al mismo tiempo, la orquestada representación de Elba Esther Gordillo, una mujer que nunca se fue del poder.
Regresa más delgada, rencorosa y amenazante, con el cutis lozano producto de cirugías y tratamientos faciales (seguro muy caros), de una estancia supuesta de varios años en la cárcel, ¿quién se lo cree? Yo no.
Los dos montajes en la Ciudad de México realizado ayer fueron eso, una burla para las y los mexicanos que se mantienen de observadores de un sistema decrépito, enfermo, que se cae a pedazos ante los ojos de todos, (incluso los de ellos) y para el cual no hay cura.
Dan pena ajena Andrés Manuel y Enrique, son tan iguales, uno viejo, otro menos viejo, pero iguales, iguales en su pensamiento y en su acción, se parecen también a Elba Esther, por eso se llevan tan bien, aunque digan lo nieguen.
Ellos, todos, los miembros de sus equipos de trabajo, los dos presidentes, uno en turno, otro electo, la maestra, son iguales, viven para sí mismos, no les importa el país que se desangra, que tiene una economía agarrada con pinzas, que arrastra los infortunios de miles de personas desaparecidas, asesinadas, extorsionadas, vejadas, pero a ellos no les interesa.
Un hombre, Joseph de Maistre que vivió de 1753 a 1821, decía que “cada pueblo o nación tiene el gobierno que se merece”, a principios del siglo pasado André Malraux diría que “la gente tiene los gobernantes que se le parecen”.
Con todo respeto a esas dos figuras no estoy de acuerdo con sus afirmaciones. Cada vez que escucho esa frase me irrita porque el sistema electoral que padecemos no permite elegir a quienes merecemos, nos vemos limitados por ofertas políticas pobres, con hombres y mujeres que no están a la altura de la responsabilidad que enfrentarán.
No hay manera de elegir bien. No hay manera.
Por eso niego rotundamente que la gente tengamos los gobernantes que se nos parecen, sin duda conozco personas que no se parecen a Andrés Manuel y su verborrea sin sentido, sin duda conozco gente que posee amplias cualidades que Enrique no tiene, ni tendrá nunca para haber sido un buen gobernante.
Entendamos 30 millones de personas votaron por Andrés Manuel, ¿dónde está el resto de los votantes?, votaron por otras opciones igual de pobres que el Morenista, pero también millones guardaron silencio, desalentados ante la parafernalia de un sistema podrido.
Como vemos el panorama los mexicanos tendremos que resguardarnos junto con nuestras familias y amigos cercanos para no ser arrollados por un sistema tambaleante que no haya como permanecer de pie.
Tendremos que buscar cobijo entre los nuestros, ayudarnos en la medida de nuestras posibilidades porque el Estado como institución no tiene la fortaleza para guiar al país y protegernos.
Que Andrés Manuel y su equipo hagan un buen papel no es cuestión de fe, es cuestión de que aquilaten el nivel de responsabilidad que tienen en sus manos, pero no se les nota esa consciencia, dan bandazos, prometen y prometen a sabiendas que no podrán cumplir y una vez más las y los mexicanos fuimos burlados por ese grupo que violenta la ley y toma decisiones que afectan diariamente la vida de millones de personas.
Me pregunto, ¿cuándo terminará ese círculo vicioso?
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