Nadie en su sano juicio podría justificar los hechos de violencia que se registran alrededor de un evento deportivo como lo es el Clásico entre Rayados y Tigres, los dos equipos de la capital de Nuevo León.
La condena se vuelve automática cuando tenemos a una persona luchando contra la muerte desde la cama de un hospital, pues recibió una salvaje golpiza a manos de una turba de enloquecidos.
La forma en la que este joven fue golpeado, apuñalado y dejado desnudo, medio muerto en la calle, es una llamada de atención a toda la sociedad, que debe de cuestionarse qué está pasando con una actividad como el futbol, que debería de enaltecer valores mucho más altos que el odio y el fanatismo.
No hay nada que pueda justificar la violencia alrededor del deporte y aunque las autoridades y los equipos han intentado enfrentar el problema, lo están haciendo mal, pues les da miedo tomar una decisión que debería de ser la primera de todas: eliminar las barras, también mal llamadas grupos de animación.
¿Por qué la directiva de Tigres y Rayados hacen como que la Virgen les habla cuando les preguntan por qué no se eliminan las barras? Sus razones han de tener.
Dicen los que saben que estos grupos cumplen con funciones muy oscuras dentro de las organizaciones, que son los encargados del “trabajo sucio” como “calentar” los partidos, fastidiar a un entrenador cuando ya no responde a los intereses de la directiva, acosar jugadores con bajo nivel de juego.
La forma en la que los equipos y las autoridades están haciendo como que enfrentan la violencia alrededor del futbol es de risa. Llamados a la paz, “prohibiciones” de marchas y otras tonterías, no hacen más que levantar una columna de humo alrededor del problema.
Los medios también contribuimos en el problema. Es cierto, no existe opinador de televisión que arengue a los aficionados de Tigres y Rayados a matarse a golpes en la calle, pero la escuela de Roberto Hernández Junior de “calentar” el ambiente, enardecer las pasiones y dividir aficiones ha hecho estragos en la sociedad regiomontana.
Pensar que este escuela de “periodismo” deportivo no hace daño pues el mensaje solo llega a personas pensantes, a quienes si les sube el agua al tinaco y saben que hay cosas más importantes que el futbol es ingenuo, hay miles de limitados quienes procesan este mensaje y lo convierte en una justificación de sus odios.
Pero lo que más me ha llamado la atención en toda esta discusión es la hipocresía y chovinismo que ha surgido en las redes sociales, donde un grupo de personas vuelve a poner en la mesa el argumento de que el futbol (solamente el nacional por cierto), es un deporte de “nacos”, “ignorantes”, “violentos”.
“Es el opio de las masas”, dicen mientras toman su English Breakfast Tea con el meñique levantado y la nariz arrugada.
Muy ufanos, aseguran que ellos “no ven futbol” y solo siguen deportes “civilizados” como el beisbol, futbol americano y cuando ven “soccer” (así le dicen, neta), es para ver La Liga española y la Champions League.
Son buenísimos para despreciar a los equipos nacionales, que aunque tampoco son la octava maravilla del mundo, es lo que hay.
Sin embargo lo que no dicen, o no pueden explicar, es por qué si la MLB o la NFL son tan “civilizadas”, cada semana surgen reportes de broncas, golpizas y enfrentamientos dentro de sus estadios.
Hoy que el internet nos da una ventaja al mundo al alcance de la pantalla de nuestros teléfonos inteligentes, basta una rápida búsqueda para encontrar videos de grescas entre aficionados norteamericanos adentro de un estadio. En algunas grabaciones se pueden ver hasta mujeres darse en toda la chapa.
Los del meñique levantado aseguran que las rivalidades del futbol nacional son enfermizas, un cáncer. ¿Y cómo calificar lo que sienten los aficionados de Yankees y Red Sox? ¿los de Dallas y Filadelfia? ¿los de Chicago y Green Bay?
Me pregunto qué pasaría en el beisbol local (que me encanta por cierto, de hecho extraño harto a los Broncos de Reynosa), si un día alguien reviviera a Los Industriales de Monterrey y los opinadores de la tele decidieran que es una buena idea a diario, duro y dale lanzar su campaña de “calentar” las series que jugaran contra los Sultanes tal y como lo hacen en el fut.
Lo digo y lo sostengo. El futbol no es el culpable de la violencia, fanáticos enfermos y violentos hay en todas las actividades. Por Dios, ha habido pleitos hasta por la rivalidad entre Silverio y Manolete.
El problema no es un deporte en específico, lo son las personas con serios problemas en la cholla quienes usan como pretexto los colores de un equipo deportivo para desahogar sus frustraciones contra el mundo.
Entonces, vámonos poniendo serios, por favor y dejen de fastidiar en las redes sociales.
diasdecombate@hotmail.com