Siempre me gustaron las montañas, aunque tardé muchos años en poner los pies en una. Primero la conocí en fotografía, después cuando las miraba por la ventana del autobús que partía de la Central de camiones de Monterrey rumbo a Tampico, Tamaulipas, pasando por toda la Carretera Nacional, donde se podían ver las luces de las casas en la cima del Cerro de la Silla.
Un par de veces escuché decir a mi papá: “Estos regios no entienden que las casas en las faldas del cerro son peligrosas y puede suceder como en Colombia, donde muchas construcciones vinieron abajo por los deslaves”.
Siempre tenía presente esa sentencia, pero conforme fueron pasando los años descubrí muchas construcciones muy bonitas en distintas colonias como Contry, Cumbres, Cerro de la Campana, Las Torres y La Independencia, entre otras, que por mas que las observaba, antes que peligrosas me parecían interesantes por sus vistas, escaleras y su creativa arquitectura al aprovechar el relieve.
Una propiedad donde al igual que otras que existen en el sur de Monterrey ubicadas en las faldas del cerro se puede derrumbar por la erosión que causan la caída del agua por las lluvias de manera natural, lo cual puede ser una bomba de tiempo como lo que sucedió en San Pedro Garza García, en la zona de Olinalá, hace algunos años.
No es que las constructoras no sepan el peligro en el que ponen a quienes les compran las propiedades, y tampoco me parece que la clase media o clase alta desconozca las desventajas en las que se aventuran al invertir ahí. Creo que es una responsabilidad compartida en un 50 y 50 por ciento.
Actualmente es complicado para las constructoras ofrecer espacios en zonas nuevas al sur de Monterrey, ya que la mancha urbana se extendió y alcanza buena parte del área metropolitana. Ya quedan pocos espacios para edificar dentro de las zonas con mayor demanda en Monterrey.
Tengo dos preguntas para los expertos: primero quisiera saber si no existen alternativas para que esas zonas sean menos riesgosas para quienes compran propiedadesm o para quienes ya las tienen; y la segunda es saber si para quienes ya cuentan con alguna casa en las faldas de las montañas tiene conocimiento de fuentes oficiales de las condiciones en las que se encuentra su terreno.
La información da poder y es conveniente tener claro el panorama para quienes quieren hacerse de una propiedad en una zona que, por muy bonita que esté, con los años pueda perder plusvalía por los problemas que ocasione el subsuelo.
O que puedan perder la vida quienes las habitan a causa de la negligencia de una constructora o agencia de bienes raíces… que sólo por vender ofrezca un bien que sólo ocasionará mucho mal.