Muchas madres no me dejarán mentir y coincidiremos en que el baño, más que un lugar para ir al finalizar nuestro proceso digestivo, darse un buen regaderazo o para las nuevas generaciones, el sitio preferido para fotografiarse (por eso de las trompas de pato frente al espejo); es también un sitio para darse ese pequeño respiro que a veces necesitamos.
Los guerquitos ya habían cenado y veían caricaturas plácidamente en el sillón, de esos momentos raros de la vida en que los tres están en calma, así que era el momento ideal. Y ahí estaba yo: sentada en la tranquilidad de esas cuatro paredes cuando me topo en el celular con el video de “15 Canciones que te Hicieron Bailar en los 90s”.
Joyas musicales como “La Bomba”, “El Baile del Beeper”, un sensual Ricky Martin con “María”, mis amores platónicos “Los Fantasmas del Caribe” con “Muchacha Triste”, el padre del reggaeton “El General” con “Muévelo, Muévelo” y mi asombro al descubrir que “Sabes a Chocolate” es de Menudo y no de Kumbia Kings, conformaban la banda sonora de ese momento.
Cuando en ese solitario lugar se escuchaban las primeras notas de “Sopa de Caracol”, mi primogénita me toca la puerta y me dice: “No mamá! no le cambies!”, o sea que ¿todo ese tiempo estuvo pegada en la puerta del baño, ¡por Dios!, ¡ya no hay respeto ni privacidad! Así que no me quedó más que dejar de añorar mi etapa de chavorruca, salir y atender a mis retoños para ver qué había pasado con Angry Birds… y no confiarse nunca en que nadie se enterará de lo que pase ahí adentro.