Reclutados por grupos delictivos, secuestrados o aspirantes a indocumentados en Estados Unidos, para el caso es lo mismo: Tamaulipas no es seguro para los migrantes que cruzan hacia el vecino país.
El más reciente hecho de desaparición masiva de viajeros ocurrió, según afirman, el jueves 7 de marzo del presente año, justo en el llamado “Triángulo de las Bermudas” donde el municipio de San Fernando es el epicentro y zona declarada de alto riesgo desde antes del 2010.
Destapado el caso, las acusaciones apuntaban al gobierno de Tamaulipas como el responsable de ocultar información sensible, después de las declaraciones de Alfonso Durazo, secretario federal de Seguridad Pública, hechas el martes de la presente semana, todo parece indicar que no es así.
El funcionario federal reveló que en febrero tuvieron otro aviso de desaparición bajo el mismo modus operandi de 25 personas quienes viajaban en la misma línea de autobuses Transpaís.
En el año 2017 realizando una investigación sobre familiares de desaparecidos en Tamaulipas uno de los dueños de Transpaís nos informó que esta empresa instaló sistemas de seguridad en sus unidades debido al fenómeno delictivo.
Las unidades cuentan con sistemas de video vigilancia, comunicación directa con la central para informar sobre cualquier incidente, además de geolocalización.
Esas herramientas tecnológicas se supone que contribuyen a inhibir que se presenten hechos delictivos pero ante estas circunstancias, donde las propias autoridades admiten la comisión de un delito dentro de los autobuses, la inversión de la empresa se queda en nada.
Si los presuntos delincuentes suben al autobús con una lista de los nombres de las personas que viajan en ellos y los bajan de la unidad, llevándoselos a quién sabe dónde, eso lleva a pensar que ante los ojos de la autoridad está ocurriendo tráfico de personas y no hacen nada por evitarlo.
Y si el autobús cuenta con videovigilancia lo lógico sería que se identificara a quienes perpetran esta clase de delitos y se les detuviera para investigación abriéndoles un expediente.
Pero no, si la propia autoridad federal sale a decir que es la segunda ocasión que se presenta este tipo de acciones delictivas en lo que va del año, la pregunta sería, qué están haciendo para prevenir que no vuelva a ocurrir.
La salida fácil de Andrés Manuel de decir que los viajeros accedieron a irse, no tranquiliza, al contrario, es un indicativo de la displicencia con que el gobierno federal y también el estatal están tratando un asunto sumamente grave por cualquier lado que se le vea.
Tamaulipas por su condición de frontera carga con el lastre pesado de ser un lugar peligroso para los viajeros y la forma de responder de las autoridades a esta problemática solo le abona a agravar el problema.
De seguir esta tendencia en cuanto a la falta de acción efectiva para prevenir secuestros y desapariciones en territorio tamaulipeco, quienes radicamos en esta entidad seguiremos cargando con el estigma de vivir en un estado donde el horror nunca se fue, está más presente que nunca.
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