En dos ocasiones he llevado a mi hija a la universidad en donde doy clases, durante el trayecto y antes de entrar al salón le expliqué que mamá era la maestra de unos muchachos y que necesitaba que por favor se quedara tranquila y en orden en el lugar donde la sentaría.
Pasamos la prueba y a últimas fechas, todos los días me pregunta si voy a la universidad o al periódico en el que también laboro.
También me pedía que le dijera “a los muchachos de la universidad” que se portaran bien y que hicieran caso.
A veces pensamos que los niños no ponen mucha atención o que las cosas pasan desapercibidas para ellos pero no es así.
Recientemente mi esposo la llevó a su trabajo en donde hay un pizarrón de cristal, así que ella de inmediato tomó un plumón y se dirigió hacia él.
“Mira papá, cómo mamá”, le dijo mientras hacía un lindo dibujo de nuestra familia junto a una casa y una flor, iluminadas por un sol al lado de una carita feliz.
Mientras me costaba un poco más dar clase por su presencia, ella se entretenía con su libro para colorear, jugaba en su tablet o se tomaba un jugo… pero también, estaba pendiente de lo que hacía mamá y no lo olvidó.