Thanks to all por mis felicitaciones, se les quiere. Y pos ‘ora que que me andaba festejando, le dije a mi vieja, te voy a llevar a desayunar al best place que quieras, que sea very nice.
Y que me dice okey y que nos juimos por mi cumple a tomar un cafecito y no era de olla, que vamos al tal Starbucks.
Cuando abrió acá en esta su Reynosaville hace cinco años, los memes la ponían a la store toda balaciada, mofándose de cómo era possible que en este lugar, en la tierrosa hubieran esas tiendas de cafetines tan glamours. Ajá, sí serán de novedosos. Recuerden que acá hasta hacían cola para entrar como si fuera la última coca del desierto.
Así nos pasó este martes 28 de mayo, mucha raza hizo el oso haciendo fila en Carl´s quesque las hamburguers with cheese estaban a un peso.
Cuando ibas y veías a la raza que daba la vuelta a la manzana y que le endigo a mi vieja “pos no, enmejor me gasto 70 y nos vamos a las hamburguesas cristianas”.
Ya saben las están por bulevar Las Juentes y avenida del Teacher.
Ahí pos que le digo al mesero que la parta en dos y la hamburguer me salió en 35 y que le endigo a mi vieja, quieres algo de tomar? Y antes de que vieran que saco mi Pexsi Light de dos litros, así pos me salió rebara, sin la necesidad de pagar a peso como todos.
Y no es que yo seya uno de esos tacaños extremos (extreme cheapstakes) que salen en la tele que están repior que los regios, pero esa es otra historia.
Las hamburguers estaban celestiales, no importa que gastara más de un peso, pa’ eso trabajo tanto every day y tengo munchos bills. Además comemos poquito.
Retornando a lo que empecé, les diré que llegamos a Starbucks y los lonchesitos no se veían como los de McAllen, enjrente del Sams, allá donde está el Walmart, por la Jackson cercas de la 83 Expresgüey.
En el Starbucks de Reynosaville no hay variedad de paninis, para no hacérselas más cansada, pos me gasté casi 200 baros por dos chinches cafecillos y una torta de jamón del Chavo del Ocho, que claro, partimos en dos.
Además hacía un calor de la fregada y no paraban de molestarme cinco flys, es decir moscas. Y ese día sí que me había bañado y perjumado todito porque estaba festejando.
Si vieran a la Rosa María iba toda nice, con sus pestañotas, y que me endice “me quedó algo de hambrita”.
Pos ni modo que le pidiera otro sandwich de esos rete recaros. Así que me peino mi bigote, me muevo mi sombrero y le endije bien decidido, “agarra tus chivas y vámonos pa’l frente”.
Si vieran a mi vieja que se puso como tomate, roja roja la pobrecilla, refunfuñaba y que nos vamos apenas cruzando el parkin lot.
No sé si nuestros neighbors, los vecinos, que la mera verdad van por el WI-FI de a grapa y no tanto para pedir un café late, nos vieron con los ojos pelones salir arriando nuestros morales pa’ allá. Pero pos ni modo, uno busca la comodidad.
Pa’ mi sorprise que llegamos a McDonalds y que sentimos un frescor de aquellos, que pa’ que les digo parecía que estabas en el mall cerca del Lubys, de verdad ese clima no lo conocen en Starbucks.
Que pido dos McMufins de ham & eggs, con su papita hashbrown y su cafecito recién hecho. Cada trío a 52 pesos. Orales. Con todo y su coffee, me acababa de gastar 60 enfrente por una agua de calcetín.
Y el lonchecillo ya lo quisieran en los mejores restaurantes. Calientito, con su rebanada de quesito, mmmh….
Esta fue la triste historia de cuando quise un café late y me la pasé mejor con mi mcmuffin y no es guasa.
Sean felices raza, hay nos leemos y no olviden ir a votar este Sunday, porque si no, nos votan de la border.