El horizonte en Tamaulipas a mediano y largo plazo es causa de análisis con el objetivo de empatarlo con los deseos que son propios de esta época de fin de año, momentos propicios para la reflexión con anhelo vehemente para una mejoría sustancial en el entorno de nuestro Estado con la excusa del próximo cambio de gobierno que se vislumbra para el 2016.
Al momento de escribir la presente columna, aun no se ventilan los nombres de quienes serán los candidatos de los partidos de mayor preponderancia en nuestro estado, PRI, PAN y MC.
Para que en nuestro estado sea altamente tangible y poderosamente perceptible para el ciudadano común que se gobernara con alta prudencia, sustancial inteligencia y evidente sabiduría, quien ejerza el poder y la autoridad los próximos seis años deberá mostrar que su equipo de primera línea, el llamado círculo rojo, será conformado por hombres cuyo perfil sea muy definido y delineado en capacidad, cultura y una medición que sugerimos desde ya a los aun pre candidatos, el Coeficiente Intelectual (CI) de sus funcionarios de más confianza.
El tema sustancial es el poder, de cómo se ejerza desde el buen gobierno y el Coeficiente Intelectual como denominador común de cada uno de sus posibles funcionarios como medida preventiva para evitar el desgaste político como ente de gobierno y garantizar el óptimo ejercicio del poder en la tan exigente percepción ciudadana.
Christopher Langan se llama se llama el hombre con mayor Coeficiente Intelectual (CI) que actualmente habita nuestro planeta. Una persona normal tiene un CI de 100. El de Albert Einsten era de 150. Christopher Langan tiene un CI de 195.
No hay nada tan importante sobre una persona como su CI, excepto posiblemente su moralidad. Y en este concepto hay mucha tarea por hacer para también garantizar la llamada transparencia en el ejercicio de gobierno. Anhelamos un círculo rojo a nuestro futuro gobernador no solo de entes humanos inteligentes sino también moralmente honestos.
Se vale solicitar con respeto funcionarios con CI que se proyecta en una inteligencia analítica, que sabe pensar en abstracto y que sabe leer situaciones y hacer deducciones correctas. Pero no solo eso sino también su inteligencia práctica que le rinda dividendos tangibles a nuestro estado.
La inteligencia practica incluye conceptos como “Saber que decir a quien, saber cuándo decirlo y saber cómo decirlo para lograr el máximo efecto”.
Es el tipo de conocimiento que ayuda a leer situaciones correctamente y a conseguir lo que uno quiere. Y, lo que resulta más crucial, es una especie de inteligencia separada del tipo de capacidad analítica que arroja un CI alto.
La inteligencia analítica y la inteligencia práctica son convergentes, la presencia de una no implica presencia de la otra. Uno puede tener mucha inteligencia analítica y muy poca inteligencia práctica, o mucha inteligencia practica y no mucha inteligencia analítica.
Deseo que nuestro futuro gobernador sepa distinguir esa diferencia. Hay exámenes para medir ambas inteligencias. Tamaulipas lo merece.
En cuanto al ejercicio del poder, no solo queremos meros administradores de lo inevitable, deseamos un óptimo desempeño en la tarea de gobernar, no queremos solo detentadores del poder sino verdaderos nacionalistas al servicio de nuestro estado como en su momento lo fueron servidores de nuestro país personajes de la catadura de Justo Sierra, Jaime Torres Bodet, Jose Vasconcelos, Jesús Reyes Heroles, etcétera.
En su libro “El fin del Poder”, Moisés Naim, hace alusión a la verdadera naturaleza del poder y menciona lo siguiente:
“El poder puede parecer abstracto, pero para quienes están más en sintonía con él, es decir los poderosos, sus oscilaciones se viven de manera muy concreta. Al fin y al cabo, las personas con poder son quienes mejor detectan tanto sus posibilidades como los límites de lo que pueden hacer con él. Con frecuencia, esto los lleva a sentirse frustrados por la distancia que existe entre el poder que los demás suponen que tienen y el que en realidad poseen…La enorme brecha entre la percepción y la realidad de un poder”. Hasta ahí la cita.
No queremos funcionarios “todo poderosos”, queremos entes humanos aterrizados al cien por ciento en su esencia humana, sensibles a las necesidades de los ciudadanos y sin las obscenas proyecciones de sus complejos cuando se saben envestidos del poder mismo.
Max Weber fue un sociólogo alemán, el más destacado estudioso del poder y la autoridad en el siglo XX. Weber y sus teorías sobre la burocracia son cruciales para comprender como puede utilizarse el poder de la manera más óptima posible.
Opinaba Weber que la clave para ejercer el poder en la sociedad moderna era la organización burocrática en base estrictamente a méritos. Como resultado, las contrataciones, las responsabilidades y los ascensos dependían de la competencia, el mérito individual y la experiencia, y no, de las relaciones familiares o personales.
Esperamos que se conciba la idea de construir las estructuras políticas e institucionales necesarias para un Estado moderno y un Estado modelo. Perdón por la reincidencia, Tamaulipas lo merece, Tamaulipas lo necesita.
Dos preciosos regalos para Tamaulipas, coeficiente intelectual óptimo y sabiduría de poder de los futuros funcionarios de nuestro amado estado.
A falsis principiis proficisci: Si partes de principios falsos, tu argumento tendrá base débil, y colapsará.
El tiempo hablará.