He intentado no una, sino varias veces, he tratado con ahínco de interpretar con la mejor de las intenciones, lo que el presidente hace y dice. No lo odio irracionalmente como muchos, ni lo adoro como otros…trato, solo trato de entenderle.
Pero hay cosas que sobrepasan mi capacidad de entendimiento. Yo pensaría que con tanta experiencia política, AMLO sería una mojarra enjabonada, y un verdadero malabarista de los quehaceres políticos, capaz de manejar un circo de tres pistas.
Por eso me parece inaudito y hasta increíble que con tantos y tantos años en la política y siendo la política el arte del oportunismo, el Presidente López no haya visto la oportunidad de desembarazarse del penoso caso de la rifa del avión presidencial, asunto por demás absurdo, enredado y suí géneris rayando en lo surrealista. Cuando en un desafortunado comentario dijo: «No quiero que los feminicidios opaquen la rifa del avión» no solo se vio mal, sino que además se vio políticamente torpe e incorrecto, porque esa era su única gran oportunidad para hacer a un lado el tan criticado sorteo y darle prioridad a un tema de mucho mayor trascendencia y prioridad.
Si no se le hubiera ido esa “rola”, y en lugar de decir lo que dijo hubiese dicho: “Lo que diga mi dedito:¡a volar el avioncito! ¡Puchi caca la rifa! ¡Los feminicidios tienen prioridad! ¡Me canso ganso!”… si hubiese visto la oportunidad de revirar en su agenda, la cosa se vería muy diferente y probablemente sus más acérrimos críticos habrían tenido que reconocer que en efecto, por lo menos el presidente entiende de prioridades. Por eso me extraña que siendo araña se caiga de la pared, me sorprende que con tantos años en el ajo siga sin ver el atajo. Esa era su salida digna, su oportunidad “populista” para quitarse de encima el tema de una rifa que ya huele a fiasco y de paso pasar al primer lugar en el orden de prioridades el asunto de los feminicidios que tanto han herido y dolido al país.
La rifa del avión no es lo único que se opaca con los horrendos crímenes que se han cometido en contra de mujeres; estos casos, tan monstruosos como frecuentes han eclipsado y vestido de luto púrpura al país entero y el único “opacado” con esa declaración tan burda, fue el presidente mismo, que de haber sido más astuto, y hubiese ofrecido un discurso distinto, pudo haber evitado las consecuencias que seguro traerá consigo el próximo 9 de marzo.
¿Qué le costaba decir “¡A volar el avioncito! ¡Las mujeres son primero!” y así zafarse la ridícula rifa y ocuparse de lo que duele? Aunque fuera por mera experiencia política, aunque fuera por mero populismo… aunque fuera por su propia conveniencia para librar un momento complicado. Los feminicidios no opacan su rifa del avión, señor presidente… los feminicidios enlutan al país entero.