Hay gente en el país que desean que a México se lo cargue la fregada, quisieran que este gobierno y Andrés Manuel López Obrador, resultasen como exactamente todos los últimos anteriores sexenios, unos fraudes, unos auténticos bandidos y soberanos idiotas, perfectos buenos para nada.
No se equivoquen señoras, señores, la política es mugrosa y los políticos más, pero aquí cabe y es lo más prudente por el bien del país, que los ciudadanos no lo seamos.
Que si los del PAN o los del PRI o los demás vividores del dinero del pueblo, hacen brujería, o piden todos los días a los demonios (porque nadie puede encender veladoras, ni rezarle a Dios, a Jesucristo, a los santos y/o a las vírgenes, para que se cumplan tales fines aviesos) que al tabasqueño le vaya mal, que a esta nueva administración federal le salga todo exactamente al revés, el grueso del pueblo no sea partícipe de estas peticiones nada halagüeñas.
Hoy miles de nacionales se dan contra el suelo de que el tabasqueño tenga tanta popularidad, pues 30 millones lo eligieron (ganó en 31 de las 32 entidades del país, solo perdió en Guanajuato), ya que con Peña Nieto fueron 18 millones los que le llevaron al poder, con Fox sumaron 15 millones y con Calderón otros 15 millones.
Ahora si que diremos una frase que se dice aquí en nuestro pueblo para reprobar el deseo del mal; “no sean como era yo antes”.
Entendamos que si a AMLO le va mal, que si su gobierno no sirve, si resulta ineficiente, sin son equivocas las medidas, estrategias o políticas que implemente, que si el hombre y el gabinete resultan incompetentes, ya no digamos bandido o ladrón como los otros, entonces, a todos nos va a ir muy mal.
Todo México padecería un nuevo mal gobierno federal, tal vez aún más que lo que hemos sufrido en los gobiernos de Peña, Calderón y Fox.
Nos cargaría el payaso, así que más vale que lo que suceda estos seis siguientes años, sea positivo, acertado, para así sacar adelante al país, a una nación que ya no puede más, que no solo se está cayendo a pedazos, sino que se desmorona y que se está hundiendo, producto de tantos bandidos y pésimas políticas.
A una nación que -sí, aunque le duela a muchos- languidece víctima de una corrupción galopante y de una impunidad avasalladora.
Todos los días vemos como la gente en las redes sociales, en los comentarios al calce de las notas periodísticas en los portales de las cadenas nacionales de televisión, periódicos y radio, dejan sentir su deseo de fracaso, de negatividad, de que nos vaya mal, de que el presidente es un engañador, mentiroso, falso y hasta lo empiezan a comparar con EPN, diciendo que es tonto y dice puras zonzeras.
Así como otras tantas groserías y señalamientos irrespetuosos, para quien apenas tiene un mes y 6 días en el cargo.
Pero afortunadamente son más los que le apoyan o que por lo menos, le conceden el beneficio de la duda.
SE SIENTEN MUY CONOCEDORES
En redes sociales, en nuestro muy cercano núcleo de conocidos, leemos acres comentarios de gente con nombre y apellido, a los que fácilmente ubicamos, es raza que vive o vivió de/o en gobiernos de otros partidos, ajenos ahora al recién llegado al gobierno de la república.
Hablan de macro economía, de política, de gobernanza, de que se debe hacer, que está mal, en un gobierno con apenas 37 días con el de hoy.
¡Por favor! Ahora todos son eruditos y sabiondos, mejor dejemos que el gobierno empiece a trabajar y deseemos que lo hagan bien, que sean decisiones acertadas, positivas, bien aplicadas.
Esos “conocedores” alegan una tontería mayúscula, aducen y sentencian su reprobación hacia este nuevo gobierno federal; “yo no vote por él, en el país somos 120 millones de personas y solo 30 millones sufragaron por AMLO, así que no es el presidente de todos”.
Sueña tonto y se escucha peor, es como decir que en Nuevo Laredo con alrededor de 500 mil habitantes ¿acaso 600 mil?, el que “solo” 50 mil votantes hayan llevado al triunfo al actual alcalde (de más de 300 mil electores registrados), no lo hace el presidente municipal de todos (un servidor a menudo lo dice, pero más como chistosa resignación que como seria negación).
Y también esos descalificadores se ensañan en decir que AMLO y su equipo son malos, lo de “malos” lo dicen tanto como sinónimo de delincuentes, como de ineficientes.
¡Cálmense señores! Entendemos la desconfianza del mexicano, el celo, la posición de reserva que adoptamos, pero de eso a mal desear que sus augurios negativos se confirmen, creemos que no está bien, que es algo enfermizo.
A ver, ¿Por qué mejor no anhelamos que sean buenos, que resulten efectivos, que sí se la “rifen”, que acierten y que a México le vaya bien, que salga si no de todas, sí de muchas de las adversidades que hoy tiene y que notamos que están creciendo?
¿No podemos desear eso? ¿Tenemos que hacer público nuestro augurio negativo? ¡Carajo! sí que estamos bastante mal muchos de los mexicanos, afortunadamente son los menos, son aquellos que ya no viven de robar el erario o de cobrarlo sin desquitarlo.
Feliz Día de Santos Reyes, pidámosles a estos, por México y para que nos vaya bien a todos.