Recientemente el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, se ganó una paliza en las redes sociales por el discurso de que dió en el marco de la conmemoración del Día del Ejército.
Que al “Bronco” le hayan tupido en las redes sociales “ya no es nota”, como decimos en el argot periodístico. Existen muchas personas y grupos que han convertido en un muy lucrativo estilo de vida criticar todo lo que dice y hace el mandatario neolonés.
Lo interesante es por qué se ganó las críticas Rodríguez Calderón.
Resulta que en su discurso, el gobernador se mostró molesto con las personas que son muy buenas presumiendo su nacionalismo y amor a México en las redes sociales y luego, cuando llega el fin de semana o la quincena, corren como desesperados a McAllen, Texas para gastarse los pocos dólares que tienen.
Obviamente estas palabras calaron hondo en el ánimo de muchísimos regiomontanos, quienes han hecho del “shoping” casi una religión.
De inmediato, las redes sociales se llenaron de reclamos, críticas y hasta insultos en contra del mandatario estatal, a quien le reprobaron que haya osado criticar las bonita tradición de viajar a los Estados Unidos a rendir tributo al dios del consumismo.
¿Qué importa que en Monterrey haya Sears, Walmart, Costco, Wendy´s, Ihop y decenas de cadenas comerciales más donde puedes encontrar los mismos productos que en el valle de Texas? Lo importante aquí es hacer el viaje, así como lo hicieron nuestros padres y los padres de ellos.
En lo personal debo decir que estoy de acuerdo con la posición del gobernador de Nuevo León.
Me fastidian aquellos que llenan sus perfiles de Facebook, WhatsApp, Instagram, Twitter y lo que se les ocurra con mensajes, videos, fotografías y memes que muestran un nacionalismo barato y chafa para luego, caer en la más grande de las incongruencias al viajar cientos de kilómetros para llenarles las cajas registradoras al país que estamos odiando “ahí nomás por quedar bien”.
Lo curioso de este asunto es que evidencia uno de los más grandes problemas que tenemos como sociedad en México: el egoísmo.
Somos egoístas porque sólo nos interesa satisfacer nuestras propias necesidades, no pensamos en nuestra cuadra, en nuestra colonia, en nuestra ciudad.
Es cierto, hemos tenido -y seguimos teniendo- gobernantes cuya perversa y asquerosa ambición rebasa los límites de la imaginación.
Sin embargo ya nos gustó que sean ellos los culpables de todo lo malo que sucede. Ya le agarramos el ritmo a esa tonadita de que el país no avanza por los gobernantes corruptos. No sabemos tomar responsabilidad en el caos en el que se encuentra nuestro país.
El ejemplo se vive en Reynosa. Las redes sociales están inundadas de quejas por la suspensión del servicio de agua potable y la obvia incapacidad de las autoridades por restablecer el servicio cuando lo prometieron.
Pero nadie critica que estos cortes fueron necesarios porque era urgente limpiar los canales que surten de agua las plantas potabilizadoras y están llenos de llantas, botes, muebles, animales muertos y todo tipo de basura.
Nadie hace la pregunta de los 64 mil ¿fue Comapa quien tiró esas llantas en el canal? ¿Fueron los corruptos gobernantes quienes aventaron salas, refrigeradores y perros muertos a estos cauces?
Aquí nadie critica pues todos somos culpables del caos que se vive en Reynosa. Todos preferimos tirar la basura en el primer lugar donde podamos nada más para no batallar.
Incluso aquí somos muy buenos para echarle la culpa a otros. “Es que no pasa el camión de basura…” decimos muy ufanos mientras olvidamos en la banqueta todo tipo de desperdicios.
No se trata de defender al gobierno. Creo firmemente que son un montón de inútiles con salarios que no merecen.
Lo que digo es que los ciudadanos necesitamos tomar responsabilidad de nuestros actos, que nuestra indiferencia y decidir permitió que las cosas llegaran a este nivel tan caótico.
Si no podemos hacer tan siquiera eso, al menos podríamos aplicar aquella máxima de “calladitos nos vemos más bonitos”.
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