Sí, no nos cansamos de decirlo, ya se van Brenda, Carlos y El Glafis, tres lastres para el pueblo de Nuevo Laredo, para la gente de Tamaulipas, el trío se va bien pagado, pero sin hacer nada. Se marchan de la legislatura, no como llegaron (pues se van con muy buena feria), pero haciendo a un lado lo metálico, se van como si no hubieran desempacado, como si no hubieran estado nunca en Ciudad Victoria haciendo por el pueblo. No les vimos hacer nada, como no sea proteger a El Chompiras, solo fueron a cabecear migajas al congreso ranchero, a cachar con la boca, los mendrugos, que aquel les avienta.
MARCADOS EN LA FRENTE
Pobre Nuevo Laredo por no haber tenido nunca a legisladores de altura. Y pobres ellos tres que aunque bien papeados de lana, retornarán a su pueblo, solo para que todos les señalen con el dedo flamígero. Muchas veces a donde lleguen en sitios públicos, escucharán que su desempeño fue reprobable, claro que ellos se harán los desentendidos. Caray que feo es que la gente que te conoce hable pestes de ti. Pero -repetimos- a ellos les importa tres kilómetros de longaniza. Se regresan con las alforjas llenas, después de tres años de estar bateando con tubo. Pero metafóricamente en sus respectivas frentes, sobre sus ojos, llevarán un “V” y no precisamente de Victoria.
Y NINGUNEADOS
Por cierto que los tres panistas (ja, ja, ja, si Brenda y Carlos son azules, un servidor es Thor, Hulk o Capitán América) se van hasta apestados por el propio titiritero que les utilizó durante sus tres primeros años de gobierno, pues el bato de los cuernos largos, ni siquiera los invitó a reelegirse, tal y como sí lo hizo con otros diputeros de su partido panucho, a quienes los tiene compitiendo para repetir en el cargo. O sea, los tres de Laredo no sirvieron ni para maldita sea la cosa, más que para calentarle las tortillas al goberladrón, pero este como pago a que hayan sido su lamebotas…¿Cómo les pagó?… pues nada tú., que después de usarlos, ya sucios y en total descrédito antes su gente, los arrojó al piso de las burlas y de los adjetivos descalificadores y reproblables. Hoy los exhibe y los deja a merced de que la gente les escupa, ya tirados en el suelo.
FISCALIZAR Y CASTIGAR
Lo bueno es que ya se van, ahora tenemos que elegir a tres diputados locales por Nuevo Laredo, que no se vendan, que por tres míseras monedas no le den la espalda al pueblo. Debemos acudir a votar y hacerlo por alguien que nos diga a los ojos, que van a revisar y analizar los gastos del gobierno estatal y local, que va a fiscalizar y que en caso de encontrar raterías por parte del goberladrón y su alcachofa, los van a meter a la cárcel. Eso es lo que queremos escuchar de los que aspiran a ser miembros de la siguiente legislatura de Tamaulipas.
MÁS AGUA ¡NO!
Anoche se esperaba más agua, acompañada de granizo, tormentas eléctricas y vientos juertísimos (esta calumnia precisamente por eso, nos la chutamos antes de las 4:30 de la tarde, para no quedarnos sin luz o sin internet, ya saben ustedes, como es este abarrote). Deseamos de corazón que no haya sido así, porque a nuestra ciudad el H2O la pone de cabeza. A un servidor le encanta la lluvia, pero Nuevo Laredo está del vil nabo y toda nuestra gente sufre por las secuelas de las raterías de los gobernantes que nos han saqueado de lo lindo cada administración y no han hecho nada. Por eso es que no deseamos que llueva más, solo una agüita rabona, únicamente para quitar el calorón perro.
NO LOS HEMOS ESCUCHADO
Hablando de saqueo y de que no han hecho ni progenitora, no hemos visto que este gobierno en dos años, siete meses y medio, haya hecho nada, ni solucionado nada de las anegaciones desgracaidas o de los brotes brutos de aguas negras, así como demás problemas de falta de agua potable, de drenaje y de otros menesteres ecológicos. Incluso, ni siquiera de recoger la basura, seguimos viendo un pueblo sucio, bastante marrano, puerco, cochino, choncho y cerdo. La ciudad se ve y huele muy mal. Y este gobierno no hace nada por remediarlo.
PERSONA LIZANDRO (qepd)
Que en paz descanse el buen cuate de Lizandro Treviño Ruiz, le conocimos desde niño en la primaria Carmen U. De Rendón, a su hermano y a sus hermanas, además de vecinos por décadas en la avenida Obregón. Muy manito de mi compadre Juan Carlos Pérez Guerra, quien como mucha raza, tenían su club o asiduidad, en el restaurante Catera, propiedad de Lizandro, también en la colonia Morelos. Un hombre muy entusiasta, en puro trabajo se le veía a este hombre (Requiescat in pace).